Medicina Egipcia: ¿quién fue el primer médico de nombre conocido?

   La medicina egipcia fue una de las más avanzadas de su época. Los médicos o sanadores eran funcionarios que no cobraban la atención a sus pacientes sino que eran financiados por el Estado. Se les llamaba Sum-un, que significa “hombres de los que sufren”, incluyendo en esta categoría de padecientes (pacientes) a los demás animales, ya que la Veterinaria no estaba separada de la Medicina. No es raro entonces que fuera en esta civilización que vivieron los dos hombres que hoy compiten por el puesto de ser el primer médico de nombre conocido en la historia: Sekhet`enanach e Imhotep.

   Las principales fuentes para estudiar la historia de la medicina egipcia son los papiros. Los llamados Libros Herméticos del dios Thoth es una colección de 32 tomos, 6 de los cuáles trataban sobre el arte o ciencia de curar. Esta literatura era tenida en tal alta estima que, si el paciente moría, el médico que se había atenido a ellos no recibía ningún castigo. No obstante, si se apartaba en lo más mínimo de sus prescripciones, pagaba con su vida[1].

   Otro documento importante es el llamado Papiro de Ebers, descubierto en Tebas en 1862 por el egiptólogo alemán George Moritz Ebers y que se conserva actualmente en la Universidad de Leipzig. No solo es considerado el libro más antiguo de Medicina, sino uno de los libros más antiguos que existen. En sus 110 páginas encontramos 900 recetas o prescripciones. Posiblemente haya sido escrito hacia el 1500 AC, aunque es posible que muchos de sus tratamientos hayan sido copiados de libros más antiguos. Además de recetas de medicina –que constituyen la mayor parte del libro- encontramos conjuros para quitar demonios del cuerpo y oraciones que había que recitar para que el remedio obrara efecto. Para Guthrie, el estudio del papiro sugiere que la medicina en el Antiguo Egipto era de una variedad empírica o mágica[2].

   Otras fuentes son el Papiro Quirúrgico (alrededor del 1600 AC), descubierto por el egiptólogo norteamericano Edwin Smith en 1872 en el que encontramos tratamientos y pronósticos de diversas heridas, parálisis y traumatismos cráneo-espinales; y el Papiro de Ramenseun (alrededor del 1900 AC) sobre la relajación de miembros rígidos[3].

   Volviendo al tema de este artículo, la discusión sobre a quién le corresponde el título de primer médico de nombre conocido comenzó a fines del siglo XIX. E.T. Withington, en un libro ya clásico titulado Medical History from the Earliest Times (1894), considera a Sekhet`enanach como un protomédico de uno de los faraones que vivió por el 3000 AC[4]. En su tumba se lo representa envuelto en una piel de leopardo y con dos cetros en las manos; detrás de él, su esposa apoya una mano en su hombro. Lo único que se sabe de su vida es que “curó las narices del rey”. Como recompensa por este servicio, el monarca le concedió lo que deseara: el médico pidió que se labrara una estatua de piedra de su paciente contando la historia y que fuera colocada, en un primer momento, en un lugar visible del Palacio y luego, en la tumba del faraón. Así se hizo y gracias a este hecho es que se conoce la historia.

   En la mitología egipcia existía una deidad llamada Sekhmmet, la temible diosa de la guerra representada como una leona o mujer con cabeza de león. Su nombre, que significa “la Poderosa”, le fue dado cuando, tomando la forma de leona, se arrojó sobre los hombres revelados contra Ra con tal furor que, el dios solar, temiendo que exterminara a la humanidad, debió rogarle que se detuviera. A su culto estaban adscriptos los curanderos que, por su intercesión, arreglaban las fracturas[5]. El parecido de su nombre, con la primera parte del nombre del médico me llevó a pensar que –quizá- éste se tratara de un título para los sanadores.

   Mucho más conocido es Imhotep, cuyo nombre significa “aquel que vino en paz”. Para William Osler (1849-1919), considerado por muchos “el Padre de la Medicina Contemporánea” y un estudioso de la historia de la disciplina, es a quién debemos considerar el primer médico conocido[6]. Sin embargo, Imhotep es más conocido como político, arquitecto, astrónomo y sacerdote del Templo de Heliópolis. Fue visir o Primer Ministro del faraón Zoser, de la III Dinastía (llamada menfita), quién inició –el siglo XXVII AC- una política expansionista aguas arriba del Nilo y hacia la Península del Sinaí.

   Como ministro dirigió los trabajos de fortificaciones para la política expansionista del reino, y diseñó la pirámide escalonada de Sakkarah o Saqqara. Esta magnífica tumba para el faraón, que llegó a tener 40 metros de longitud en la base y 30 metros de altura, marcó la transición desde las tumbas frontales de piedra –hipogeos- a la era de las Grandes Pirámides. Sin embargo, la piedra estaba tallada de una forma que simulaba la madera y la caña con las que se realizaban las construcciones anteriores. También se le atribuye a Imhotep haber previsto una sequía y ordenado el almacenamiento de granos, lo que podría haber servido de inspiración para la novela bíblica de José[7].

   Pero así como conocemos la trayectoria política y arquitectónica de Imhotep, no sucede lo mismo con lo que respecta al “arte de la curación”. De su “rival” Sekhet´enanach por lo menos sabemos que curó las narices del faraón. Nada sabemos de las técnicas de Imhotep, los pacientes a los que trató o cuánto tiempo se dedicó a la profesión. Hay quienes le atribuyen la autoría del Papiro de Smith. Aunque este documento es muy posterior a su época (siglo XVII AC), el estilo antiguo de su escritura hace suponer que fue copiado de un manuscrito que data de los comienzos de la medicina egipcia[8].

   Más allá de esto, su trabajo galénico no debe haber sido despreciable, ya que a su muerte fue adorado primero como semidios y luego como Dios bajo el nombre de Imonthes. En Grecia fue identificado con Asclepio, hijo de Apolo y dios de la medicina, aunque –al igual que Imhotep- al principio fue considerado un semidios. Sus templos se situaban en las afueras de la ciudad y eran considerados “sanatorios”. En Roma tomó el nombre de Esculapio y su culto se estableció en la isla Tiberina, donde su templo también fue un sanatorio en el que el dios aparecía en sueños para recetar el remedio adecuado[9].

   En cuanto a Imhotep, se alzaron templos en Menfis, Tebas y Filé, en donde es muy probable que se aplicara la “incubación” o “sueño del templo” que encontramos en los cultos de Asclepio-Esculapio. El templo de Filé quedó inundado por la presa de Asuán (culminada en 1970). Imhotep fue enterrado en Menfis, pero su tumba no ha podido hallarse[10].

   En el Canto del Arpista (siglo XXI AC) encontramos la siguiente oración: “He oído las sentencias de Imhotep y de Dyedefhor, que se citan como proverbios[11].

   Hoy en día parece banal la discusión acerca de si debemos considerar a  Sekhet´enanach o a Imhotep como el “primer médico de nombre conocido de la historia”. Este debate era más propio de una época en donde se consideraba que la historia fue hecha por los “grandes hombres”. Ambos sanadores formaban parte de un contexto histórico y de una tradición médica que es necesario comprender y estudiar en su conjunto, más allá de las figuras individuales que la conformaron, sin negar los aportes que pudieron haber realizado.


Bibliografía:



[1]Guthrie, Douglas; Historia de la Medicina, Barcelona-Buenos Aires, Salvat Editores, 1947, p. 29.

[2]Guthrie, Douglas; Historia de la Medicina…, op. cit., p. 32.

[3]Aguada Díaz, Antonio León; Historia de las Deficiencias, Madrid, Escuela Libre Editorial, Fundación ONCE, 1995, pp. 41-42.

[4] Citado por Guthrie, Douglas; Historia de la Medicina…, op. cit., p. 26.

[5]Cardona, Francesc Ll.; Mitología y leyendas africanas, Barcelona, Olimpo-Educomunicaciones, 1998, pp. 53-54.

[6]Guthrie, Douglas; Historia de la Medicina…, op. cit., p. 26.

[7]Asimov, Isaac; Los egipcios, Madrid, Alianza (Historia Universal Asimov, tomo III), 2000.

[8]Wikipedia, www.wikipedia.es, artículo “Papiro de Smith”.

[9]Di Nucci, Hernán; Diccionario de Mitología, Buenos Aires, Ediciones Pluma y Papel, 2008, pp. 33-34 y 88-89.

[10]Guthrie, Douglas; Historia de la Medicina…, op. cit., p. 27.

[11]Wikipedia, www.wikipedia.es, artículo “Canto del Arpista”.


Una versión resumida de este artículo fue publicado en Boletín de la Revista de Historia, www.revistadehistoria.es, del 26 de mayo de 2020. Una versión completa se publicó posteriormente en La Quinta Pata, http://la5tapata.net/medicina-egipcia-quien-fue-el-primer-medico-de-nombre-conocido/, del 25 de octubre de 2020.

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