“Lo más valioso es tener algo para contar”
Entrevista a la deportista y activista por los derechos de las personas con discapacidad Ludmila Aylen Guidi
El pasado 3 de diciembre se conmemoró el Día Internacional de las Personas con Discapacidad, aprobado en 1992 por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) con el objetivo de promover sus derechos y reclamar por mayor accesibilidad.
Según datos de este organismo, el 15% de la
población mundial se encuentra en situación de discapacidad, siendo uno de los
colectivos con mayores dificultades para el acceso a la salud, la educación, el
empleo, la vivienda, la seguridad social, la accesibilidad, el bienestar y la
participación social. La Convención Internacional
sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, aprobada en 2006 y
firmada por 180 países, asegura el cumplimiento de todos estos derechos, pero
incluso en los países donde se ha aprobado (en Argentina tiene rango
constitucional desde 2014) no se cumplen muchas de sus resoluciones.
La Agenda 2030 de los Objetivos de Desarrollo
Sostenible establece que “No se debe
dejar a nadie atrás”. El incumplimiento de los derechos de las personas con
discapacidad no solo perjudica a este colectivo sino a toda la sociedad que se
ve privada de los aportes que sus integrantes pueden realizar.
Sobre estos temas
conversamos con Ludmila Aylen Guidi, una joven activista argentina por los
Derechos Humanos, ex integrante de la Selección Argentina Femenina de Básquet
en Silla de Ruedas y estudiante de la carrera de Derecho en la Universidad
Nacional de La Plata (UNLP).
Luciano Andrés Valencia: Hola Ludmila y
muchas gracias por participar de la entrevista. En la descripción de tu perfil
de Instagram, encontramos
que integraste la Selección Argentina Femenina de Básquet en Silla de Ruedas,
¿cómo surgió tu interés por el deporte?
Yo tenía una vida bastante limitada antes de
cumplir los 13 años de edad. Mi día era bien inspirado en el Modelo Médico Rehabilitador.
Nací en el año 2000, así que apenas en ese momento se mostraban avances en
cuanto a los movimientos de personas con Discapacidad dentro de la sociedad.
Recuerdo que para lograr llegar hasta donde
estoy hoy tuve que pasar (y aún sigo en el proceso) por lo que todavía pasan
muchas personas en situación de discapacidad: haber atravesado una rutina muy
estructurada y reducida, que se basaba en asistir a la escuela y -de ahí mismo-
trasladarme a centros de salud para consultas, tratamientos o intervenciones
quirúrgicas (muchas veces invasivas).
También era difícil mantener vínculos de
amistad, en parte por no saber qué compartir en mis juntadas y por no poder
participar de las actividades comunes de la etapa de la adolescencia debido a
la falta de accesibilidad de la mayoría de los espacios de recreación.
Para acortar un poco mi historia y no irme
tanto por las ramas, en cuestiones más específicas de la problemática social
con la discapacidad, (disfruto los momentos de reflexión y escribo mucho por
eso) procederé a cerrar mi respuesta. Al final resultó tan estresante la rutina
y tan poco humana la vida que llevaba que un día, entre llantos, les dije
a mis papás que quería empezar a hacer deporte. Aclaración importante: durante
la primaria tuve una profesora de Educación Física que me impulsó a hacer
actividad física de acuerdo a mi situación. Ella me invitó a participar de actividades
deportivas e incluso me entrenaba para hacerlo de la mejor manera. No recuerdo
cómo se llamaba ese evento, pero se hacía detrás del Estadio Único de La Plata
y participaban distintos estudiantes con discapacidad de las escuelas.
Luego de una larga conversación, había
logrado convencerlos de buscar un deporte. En ese momento yo decía que quería
practicar Tenis (que también se juega en silla de ruedas), pero no había tanta
información sobre deportes para personas con Discapacidad en aquel momento y
tampoco había tantos deportes accesibles, por lo que termine haciendo natación
en un Club de la localidad de Gonnet. Tampoco estaba muy convencida, ya
que era a modo recreativo, así que mientras hacía esta actividad seguimos
buscando y en un segundo intento, llegamos a conocer el Club Astilleros de
Ensenada, donde había un grupo de personas que practicaban Básquet. Los
conocí y me abrieron paso al instante. Ellos eran un grupo de personas adultas
que habían conformado el equipo muchos años antes, así que llevaban bastante
tiempo compitiendo y practicando este deporte. Además tenían mucha experiencia
en cuanto a la vida independiente y en cómo resolver dificultades en lo
cotidiano, lo que fue un gran aporte positivo a mi vida.
Al ser un equipo mixto, me sentí súper
contenida siendo adolescente y aprendí muchísimo. Desde lo básico, de como
subir del piso a una silla (en caso de caerme) hasta movilizarme en la
calle. Teniendo en cuenta que no sabía hacer nada, aparte de estudiar en el
colegio y temas médicos.
Al poco tiempo, un compañero del equipo me
invito a probar atletismo y lanzamiento de bala en el Centro Nacional de Alto
Rendimiento Deportivo (CENARD). Empiezo a hacer memoria y me llega la imagen de
que ese día que fui a probar, era pleno verano y no me sentía preparada para lo
que iba a suceder. Yo en ese momento tenía 14 años y aunque estaba emocionada,
no tenía la mínima idea del sacrificio que requería el deporte de alto
rendimiento.
Al final de recorrer parte de la pista no
sentí que fuera para mí ese deporte. Aunque en el equipo técnico tuvieron buena
intención, cuando me explicaron todo el proceso y funcionamiento de la
movilidad en la pista yo no estaba convencida de querer continuar y tampoco
quise ir a probar lanzamiento de bala, que era otra de las prácticas
propuestas, por miedo a lesionarme por la postura y el peso que debía lanzar.
Por casualidades de la vida, ese mismo
día la Selección Argentina de Básquet Femenino en Silla de Ruedas ¡ESTABA
ENTRENANDO JUSTO EN EL MOMENTO QUE PENSABA IRME! Por supuesto, me puse en
campaña para mínimo verlas entrenar y, al instante, se movieron todos quienes
me acompañaban para poder verlas. Obvio dijeron que sí y con toda la
emoción allá fui, sin imaginar que sería el comienzo de grandes cambios y una
gran transformación personal, siendo adolescente.
En ese mismo momento el Director Técnico se
acercó a las gradas a ofrecerme probar una silla y entrenar con las chicas de
la Selección. Mi corazón estaba a mil y mis ojos abiertos enormes, brillaban de
satisfacción. Aunque todavía desconocía, la parte más dura de entrenar para ese
nivel de rendimiento.
Aunque realmente me daba igual tener lujos.
Yo simplemente disfruté la experiencia lo más que pude, de conocer lo que es
entrenar fuerte, tener una rutina y manejar los tiempos. En general, de
aprender a vivir la vida y de compartir experiencia con mujeres en
situaciones diversas, con grandes objetivos.
A fin de cuentas, con 14 años no sabía que
estaba trabajando porque además del disfrute de entrenar, construí
vínculos y compartí con personas de diversas edades, así que siempre llevo
presente todo lo aprendido. De paso, conocí personas famosas del deporte
adaptado, que admiro como profesionales del deporte y guardo las fotos
como recuerdo.
Claro que todo lo bueno del deporte se hace
difícil de apreciar cuando empieza a ser un trabajo y ocupa la mayor parte de
tus días. A medida que te vas superando, se requiere aumentar la exigencia y
bueno, yo iba aún al colegio, entonces era muy difícil mantener una mentalidad
de aspirar a ser una deportista de alto rendimiento, sin dejar de lado el valor
de la educación.
Tampoco quería dejar de formarme y adquirir
conocimientos, ya que es una herramienta importante para comunicar experiencias
y expresar opiniones con claridad. Después
de todo, lo más valioso es tener algo que contar. No digo que sea imposible
coordinar el trabajo con la educación o formación profesional, porque
muchas de las grandes deportistas lo han logrado. Pero siempre hay que
considerar las necesidades del momento y los proyectos personales, esto lleva
inevitablemente a extender el tiempo para cumplir alguno de esos objetivos.
En conclusión, siempre logré cumplir con mis
proyectos y objetivos porque me encuentro en constante aprendizaje, tengo
múltiples experiencias adquiridas y sigo trabajando en mi camino.
Para entrar un poco más en detalle sobre mi
experiencia en el deporte, puedo contarte que he llegado a viajar junto al
equipo de la Sub 25 a Sao Pablo (Brasil) para los Para-Panamericanos
Juveniles 2017, donde la Selección Argentina de “Las Lobitas” logró ganar el Oro.
Durante mi primer año de entrenamiento, mis concentraciones eran junto al
equipo de la Selección mayor por ser la más chica. Participé de exhibiciones
del deporte en la Universidad Argentina de la Empresa (UADE) y en el Luna Park,
junto al equipo.
A nivel personal, el deporte me permitió dar
capacitaciones en colegios y universidades. En el Colegio Centenario junto a la
ONG CILSA de La Plata, en la Facultad de
Periodismo de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) junto a Brenda Sardón
y en la Universidad Católica de La Plata (UCALP) en la Jornada de Deportes que
se organizó para estudiantes de primer año de la carrera de Fisiatría y Kinesiología
exponiendo junto a Lucas Melia.
Años más tarde, a finales del aislamiento
por la pandemia, Fundación Comparlante (organización
de la que soy parte desde el año 2019) creó un programa llamado Accesibilidad
Activa, debido a que todos los Promotores de la organización somos deportistas
o lo fuimos en algún momento. Esto fue un canal muy importante, ya que permitió
volver a conectar con el deporte adaptado y al mismo tiempo, visibilizar las
grandes posibilidades que existen para cualquier persona. Demostrando que no
hay límites para lo que una persona desea lograr.
LAV: Quiero felicitarte por tan exitosa trayectoria
como deportista de alto rendimiento y cómo esto te permitió desempeñarte en
paralelo como conferencista y activista por los derechos de las personas con
discapacidad. A esta carrera multifacética debemos sumar que te encuentras estudiando
Derecho en la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), ¿Cómo fue la decisión de
comenzar esta carrera y que aporta a este camino que elegiste seguir?
Aclaro que mis cuestionamientos no eran
desde una actitud despectiva. Realmente me interesaba el por qué de esas
características y también me llamaba la atención como afectan los diversos
diagnósticos en las personas, para asimilarlos y poder acompañar a personas
cercanas que estuvieran en alguna situación médica complicada o poder
transmitir apoyo desde la comunicación.
De chica, cuando iba a una consulta médica,
preguntaba por la situación de algún paciente que conocía en la sala de espera
y los médicos, al ver tan despierta mi curiosidad, me contaban sobre el tema, Siempre
respetando el cuidado de las personas que atendían y cuidando las formas para
explicar, acorde a mi edad.
A los 13 años, habiendo empezado a practicar
deporte, surgieron en mí grandes cuestionamientos respecto a la falta de
accesibilidad para personas con discapacidad, en los diversos espacios que
habitamos como parte de la sociedad. Porque debía movilizarme de la manera más
independiente posible en caso de viajar a torneos y concentraciones. Entonces
empezaba a darme cuenta las dificultades que se presentan en la vida diaria
para una persona con movilidad reducida y para las personas que manejan otras
formas de comunicación.
Es ahí donde empiezo a informarme respecto
de los derechos de las personas con discapacidad, algunos de los movimientos de
personas en situación de discapacidad y los requerimientos que -aún hoy-
existen. Cuando apenas iba por el nivel inicial de educación, me consideraba
defensora de los Derechos del Niño y discutía con mis padres sobre castigos. Cuando
me mandaban a dormir la siesta de pequeña yo discutía que no me podían obligar
a hacer algo que no quería como era dormir sin sueño.
En ese momento me di cuenta para donde iba a
dedicar mi pasión y empecé a involucrarme fuertemente, con ayuda de mis papás.
Por ejemplo, haciendo colecta de tapitas para organizaciones que trabajan para
niñeces con cáncer y visitando presencialmente a estas, en sus sedes. Al
tiempo, mi abuelo se enteró de mi interés y me contó que él estaba inscripto
para recibir las noticias de CILSA La Plata, por lo que le pedí que me
compartiera las revistas que tuviera.
Es aquí, donde empecé a experimentar
en el mundo de la comunicación. Me acerque a las oficinas de CILSA La Plata
y charlamos largo rato. En eso les comenté que jugaba al básquet y les pareció
importante dar a conocer mi voz, por lo que me convocaban para algunas
entrevistas en algunos colegios para hablar de mi experiencia en el deporte.
Así empecé a inclinarme por el lado del Derecho
y a fines del 2018 me tocaba inscribirme a la carrera. Hasta la última semana
de inscripción, yo no sabía si anotarme en Psicología (que era un área
que también me interesaba) o Derecho, que es a lo que me incliné desde siempre.
Cuando
terminé el secundario, CILSA se contactó con una organización llamada Fundación
Comparlante (donde soy promotora) y a los pocos meses de comenzar mi carrera,
ellos se comunicaron conmigo para transmitir su intención de involucrarme en
una posición más activa dentro de la Fundación. A lo que yo accedí y desde
mediados del 2019 soy voluntaria como promotora de los derechos de las
personas con discapacidad y de la accesibilidad.
Ya que ninguno de estos objetivos se
encuentra resuelto y es todo una cadena, hay que enfocarse y poner un objetivo
como prioridad. En mi caso, como dije antes, formarme, capacitarme y trabajar
sobre lo que requerimos las personas con discapacidad para poder desenvolvernos
en la vida, lo más seguro y efectivo posible. Seguro que en el camino seguiré
equivocándome, pero también que voy a aprender permanentemente y mejorar paso a
paso.
Con respecto a nuevos proyectos, en
principio finalizar mi carrera y entrar en el ejercicio profesional. Seguir
formándome en Derechos Humanos, aprender nuevas herramientas para apoyar desde
la comunicación y también el trabajo de campo. Al mismo tiempo, tomar cursos de
interés que me permitan adquirir conocimientos para otras áreas de mi
vida. Así, con todo lo aprendido poder llegar a más personas, para seguir
mejorando paso a paso y con pequeñas acciones
Gracias por ser tan atento y respetuoso.
LAV:
Gracias a vos por esta entrevista en donde salieron temas tan profundos que
enriquecen esta lucha por la inclusión y los derechos de todas las personas.
Muchos éxitos en los proyectos que emprendas y cuenta con los aportes que
podamos realizar.
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