Las “mujeres computadoras” de Harvard
“Un intento
de estudio de la evolución de los organismos vivos sin referencia a la
citología sería tan fútil como una explicación de la evolución estelar que
ignorara la espectroscopia”.
J. B. S. Haldane
La historia comenzó
cuando el astrónomo Edward Charles Pickering (1846-1919), director del
Observatorio entre 1877 y 1919, decidió contratar a un grupo de mujeres para
realizar la clasificación de las estrellas. El motivo de emplear mujeres quizá tuvo
con ver con el hecho de que en ese momento sus salarios eran inferiores a los
de un hombre, por lo que podía contratar a un número mayor. Esto se volvió un
factor fundamental ya que la cantidad de datos que debían procesarse era
considerable. Otra versión señala que Pickering estaba frustrado por el trabajo
de su último asistente masculino y decidió probar con mujeres. Una tercera
explicación es que Pickering tenía ideas progresistas para la época. Mientras
el médico y docente de Harvard Edward Clarke advertía en su libro Sex in Education (1873) que el
desarrollo intelectual en las mujeres jóvenes afectada su capacidad reproductiva,
Pickering les daba un empleo en donde pudieran desarrollar su intelecto.
La primera en ser
contratada en 1881 fue Williamina Fleming, quien trabajaba como empleada
doméstica para Pickering. Nacida en Dundee (Escocia) en 1857, a los 14 se había
desempeñado como maestra en el Dundee College al mismo tiempo que recibía
enseñanza mediante el sistema de pupil-teacher.
En 1877 emigró a los Estados Unidos junto
con su esposo, pero éste la abandonó cuando se encontraba embarazada. Al poco
tiempo comenzó a trabajar en casa del astrónomo. Rápidamente mostró gran
eficiencia para el trabajo, lo que contentó a su empleador.
En 1886 el
observatorio de Harvard recibió una generosa donación de Mary Anna Palmer Draper
en honor a su difunto esposo, el médico
y astrónomo aficionado Henry Draper. Con ese dinero, se contrató a un
número mayor de mujeres, quedando Fleming como la encargada del equipo. Entre
1885 y 1927, el observatorio empleó cerca de 80 mujeres que pasaron
a ser conocidas como “las Computadoras de
Harvard” o “las mujeres computadoras”,
dado que su trabajo era realizar complejos cómputos que hoy podrían hacerse
fácilmente con un equipo electrónico, pero que entonces requerían mucho
esfuerzo. Había también quienes se burlaban de ellas llamándolas maliciosamente
“el harén de Pickering”.
El trabajo se
desarrollaba en un abarrotado sótano de la Universidad. Al principio se
organizaron de la siguiente manera: divididas en pares, una observaba las
placas con las fotografías de las estrellas y la otra realizaba las anotaciones
correspondientes en un libro. Otra de las tareas consistía en aplicar fórmulas
matemáticas para calcular las posiciones y brillo de las estrellas que estaban
analizando.
Se calcula que en los
más de 40 años que duró el proyecto analizaron más de 500 mil placas
fotográficas obtenidas por observatorios de Norteamérica, Perú, Nueva Zelanda,
Sudáfrica y Chile.
La primera clasificación
de las estrellas de acuerdo a su brillo fue realizada en la antigüedad. En el
134 AC Hiparco de Nicea clasificó 850 estrellas en seis clases: a las más
brillantes las llamó magnitud 1 o “primera
magnitud”, al siguiente grupo las llamó “de segunda magnitud”, y así sucesivamente hasta llegar a las más
tenues, “las de sexta magnitud”.
Aunque se trataba de un sistema innovador, tenía las limitaciones propias de la
época. En primer lugar, en este sistema no había sitio para las estrellas más
brillantes cuando se medían con mayor precisión. En la actualidad hay estrellas
que deben medirse con magnitud 0 (cero) como el caso de Rigel (0,1) o Vega (0),
y otras con magnitudes negativas como Sirio (-1,5) o Canupus (-0,7). En segundo
lugar, Hiparco no tenía una magnitud para asignar a las estrellas demasiado
tenues que no podían ser observadas a simple vista o con los métodos con los
que se contaba entonces. Hoy existen algunas con magnitudes de 7, 8 o 9. En el
siglo XVIII el francés Charles Messier (1730-1817) publicó su famoso Catálogo, en donde clasificaba los
objetos astronómicos utilizando el sistema de Hiparco.
Como resultado del trabajo de las “mujeres computadoras” se publicó en 1890 la primera edición del Henry Draper Catalogue, en el que se compilaban 10.351 estrellas con sus magnitudes estelares. Este sería el primero de los muchos logros científicos de este equipo. Sin embargo como editor solo figuraba Pickering.
Pese a no tener
formación universitaria, la líder del equipo Williamina Fleming realizó
numerosos aportes en los campos de la astronomía y la astrofísica. Además de
dirigir con firmeza a las demás miembros del equipo, también se encargó de
corregir los originales de las publicaciones del Observatorio y diseñó un
sistema de clasificación estelar que asignaba una letra a cada estrella de
acuerdo a la cantidad de hidrógeno en su espectro: la A le correspondía a las
que fueron casi completamente de hidrógeno, la B tenía menor cantidad, y así
hasta la Q. En los años siguientes fue posible determinarla temperatura
superficial de las estrellas a partir de su espectro, comprobando que la
mayoría de las estrellas exhibe una uniformidad notable ya que, al igual que
nuestro Sol, se compone principalmente de hidrógeno y helio. También se
descubrió que se había asignado letras a espectros inexistentes o
insignificantes, por lo que hubo que realizar modificaciones. Clasificando las
clases espectrales por orden decreciente de temperatura, las designaciones
literales quedaron finalmente así: O, B, A, F, G, K y M. Existen además cuatro
clases adicionales: R, N y S (para las estrellas frías) y W (para estrellas muy calientes).
Fleming además
descubrió 59 nebulosas, 310 estrellas con brillo variable -junto con los
estándares fotográficos para poder medirlas- y 10 novas. En 1888 descubrió la
Nebulosa Cabeza de Caballo a partir de una fotografía tomada por Pickering,
quién creía que se trataba de materia oscura. Sin embargo fue este quién se
llevó el crédito del descubrimiento.
Pero esta tenaz mujer
recibiría finalmente algunos reconocimientos. En 1899 recibió el título de
Conservadora del Archivo de Fotografías Astronómicas de Harvard, el primer
cargo institucional dado a una mujer en esa universidad. En 1906 fue nombrada
miembro honoraria de la Royal Astronomical Society de Londres, siendo la
primera mujer en obtenerlo, y el Premio del Wellesley College. En 1907 publicó
un listado de 222 estrellas variables que había descubierto, y en 1910 un
trabajo científico describiendo las propiedades de los espectros de las enanas
blancas. La Sociedad Astronómica de México le otorgó la Medalla Guadalupe
Almendaro por el descubrimiento de nuevas estrellas. También integró la
Astronomical and Astrophysical Society of America y la Société Astronomique de
France. Falleció en Boston el 21 de mayo de 1911 de un ataque de neumonía.
En 1896 comenzó a
trabajar en el equipo, Annie Jump Cannon (1863-1941), graduada
del Wellesley College –una de las más prestigiosas universidades para
mujeres de la época-, para clasificar las estrellas del Hemisferio Sur. Al
igual que Maury, también se propuso rediseñar el sistema de clasificación del
espectro. Descubrió que en las estrellas con la misma letra, de acuerdo a la
clasificación de Fleming, había sutiles variaciones que ella podía diferenciar.
Subdividió a cada categoría alfabética en un código numérico que iba del 0 al
9. Así una estrella podía ser A5 (Sirius B) o F8 (Ursae Majoris A). El Esquema de Clasificación de Harvard tuvo
más éxito que el de su antecesora Maury, ya que es la base del sistema
utilizado actualmente. Se desempeñó en el Observatorio hasta 1940 y fue la
mentora de la destacada astrónoma Cecilia H. Payne Gaposchkin. Su nombre figura
como editora, junto con el de Pickering, en varias ediciones del Catalogue.
Si bien el trabajo
realizado por estas mujeres fue impresionante y les debemos gran parte de
nuestra compresión actual del universo, no tuvieron el reconocimiento que se
merecían. En primer lugar, desde lo salarial. Aunque la segunda generación eran
graduadas universitarias (Canon, Leavitt), su salario oscilaba entre los 25 y
50 centavos de dólar la hora, más que una trabajadora fabril, pero menos que
una oficinista o un hombre sin formación profesional. En segundo lugar, por lo
rápido que cayeron en el olvido sus nombres y su legado científico.
Hasta hace unos años
no se conocía siquiera el nombre de todas estas mujeres. Solo habían
trascendido las figuras más notorias y que realizaron los mayores
descubrimientos. Pero en 2005 la curadora Lindsay Smith Zrull comenzó un
proyecto para recuperar la historia de “las
computadoras de Harvard”. Llegó a rescatar de los sótanos de la universidad
118 cajas, miles de páginas con sus cálculos astronómicos y las placas
fotográficas con las que trabajaron. También compiló un listado de 130 nombres,
aunque no todos corresponden a las astrónomas sino que algunos son de
asistentes, administrativas o esposas de astrónomos que ayudaron en algún momento.
Gran parte de este material fue escaneado para que sea accesible a aquellas
personas interesadas en la astronomía y la historia de la ciencia.
Esperemos que en los
próximos años esta documentación nos ayude a aumentar nuestro conocimiento (y
reconocimiento) de estas astrónomas que nos ayudaron a conocer mejor aquellas
luces que nos guían en el cielo.
Bibliografía:
· Asimov, Isaac; El
Universo, Madrid, Alianza, 1973.
· Baker, Joan; 50
cosas que hay que saber sobre el universo, Madrid, Alianza.
· Cannon, Anne Jump; “Williamina Paton Fleming”, Astrophysical Journal, vol. 34, 1911, pp. 134-137.
· Cosmos: a space-time odissey (2014), capítulo
8: “Thesister of sun”, serie documental.
· Geiling, Natasha; “The woman who mapped the Universe and still couldn’t get any
respect”, The Smithsonian Magazine, https://www.smithsonianmag.com/history/the-women-who-mapped-the-universe-and-still-couldnt-get-any-respect-9287444/?no-ist, 18 de septiembre de 2013.
· Newman, Alex; “La increíble historia de las «mujeres computadoras» de EE.UU. que quedó perdida en un
sótano de Harvard”, BBC News, https://www.bbc.com/mundo/noticias-41073205,
28 de agosto de 2017.
· Wikipedia, la enciclopedia libre, www.wikipedia.es, artículos: “Computadoras
de Harvard”, “Willamina Flemming”, “HenriettaSwanLeawitt”, “Antonia Maury” y
“Catálogo Henry Draper”.
· Woodman, Jenny; “The «Woman Computer» who revolutionized astronomy”, TheAtlantic, https://www.theatlantic.com/science/archive/2016/12/the-women-computers-who-measured-the-stars/509231/, 2 de diciembre de 2016.
Publicado en: Astroblog/ Universo Blog, www.josevicentediaz.com/2020/04/12/las-mujeres-computadoras-de-harvard, 12 de abril de 2020.
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