15 de Febrero: Día Mundial de Lucha contra el Cáncer Infantil
ONCOPEDIATRÍA Y SALUD MENTAL
En 2001 la Organización Internacional de Cáncer Infantil (CCI, por sus
siglas en inglés), que nuclea a padres y madres de pacientes oncopediátricos de
90 países en todos los continentes, acordó en Luxemburgo conmemorar cada 15 de
febrero el Día Mundial de lucha contra el Cáncer Infantil.
La primera conmemoración se realizó al año siguiente contando con el apoyo de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Organización Panaméricana de la Salud (OPS), la Unión Internacional contra el Cáncer (UICC) y la Sociedad Internacional de Oncología Pediátrica (SIOP).
El símbolo de la conmemoración es el Lazo Dorado, que compara la fortaleza
y la resistencia de los pacientes oncopediátricos con la fuerza del oro.
Como parte de las conmemoraciones la OMS lanzó campañas como la
Iniciativa Mundial contra el Cáncer Infantil y el CureAll que ofrece a los gobiernos y grupos de decisión un paquete
de directrices y recursos técnicos para mejorar la calidad y evaluar sus
programas de oncología pediátrica.
Algunos datos extraídos de los sitios web de la OMS y la OPS:
- Cada año entre 300 y 400 mil niños, niñas y adolescentes
menores de 19 años son diagnosticados con algún tipo de cáncer en el
mundo.
- Los tipos de cáncer infantil más comunes son las
leucemias, los cánceres cerebrales, los linfomas y los tumores sólidos
(neuroblastoma y de Wilms).
- En los países de ingresos altos más del 80% de los niños
afectados de cáncer se curan, pero en los países de ingresos bajos o
medianos se curan menos del 30%, lo cuál muestra la brecha de acceso a la
salud a nivel internacional. Una de las causas principales de mayor
mortalidad en los países más pobres es la falta de detección temprana,
diagnósticos incorrectos o la falta de insumos para el tratamiento.
- En Latinoamérica se diagnostican anualmente unos 30 mil
niños, niñas y adolescentes con cáncer, de los cuáles 10 mil fallecerán a
menos que se mejore el acceso a la salud y a los tratamientos adecuados.
- La mayoría de los cánceres infantiles son tratables y
curables por: medicamentos genéricos, cirugía y radioterapia.
- Se desconoce la mayoría de las causas de los cánceres
pediátricos, pero las explicaciones oscilan entre factores genéticos,
ambientales, del estilo de vida y por infecciones (HIV, Epstein-Barr,
paludismo).
- Dado que es casi imposible de prevenir, el tratamiento
debe centrarse en el diagnostico oportuno y correcto, y el tratamiento
eficaz.
- Al igual que en pacientes adultos, los infantes que
reciben cuidados paliativos tienen menor nivel de sufrimiento y más
posibilidades de recuperación.
Por eso la intervención de profesionales de la Salud Mental
(psicólogos/as, psiquiatras, psicoterapeutas, consejeros/as, asesores,
psicoanalistas, trabajadores/as sociales) debe darse desde el momento mismo del
diagnóstico, tanto para el paciente como su familia y entorno afectivo
(escuela, vecinos).
Algunas intervenciones a tener en cuenta son las siguientes:
- Realizar una correcta evaluación de las necesidades de
acompañamiento que tengan tanto el paciente como la familia o miembros de
la comunidad. Depresión, ansiedad, estrés, despersonalización, pérdida de
interés por los proyectos vitales, ideación suicida, agotamiento o
aislamiento social son algunos de los diagnósticos que debemos identificar
para intervenir.
- Dado que la enfermedad oncológica puede afectar a algunas
funciones psíquicas y cognitivas, un profesional especializado en
Evaluación Psicológica deberá realizarle al paciente Test o Instrumentos
que midan la memoria, la atención/concentración, habilidades lingüísticas,
comportamiento social o habilidades viso-motoras.
- Ver cuál es la intervención más adecuada para cada
paciente o familia, existiendo opciones que van desde la psicoterapia
individual o familiar breve o prolongada, acompañamiento psico-social,
asesoramiento o psicoeducación, intervención en la comunidad, grupos de
apoyo a pacientes o familiares, y medicación con psicofármacos.
- No descuidar a los hermanos/as del paciente, ya que su
sufrimiento muchas veces no es tenido en cuenta, lo que puede afectar su
salud física y mental.
- Si la patología remite, el acompañamiento en salud mental
será fundamental en el proceso de rehabilitación. El niño o la niña
deberán retomar a las actividades habituales que realizaban antes del
diagnóstico y tratamiento (por ejemplo: volver a la escuela o a jugar en
un parque), lo que no será fácil en un primer momento. Además la familia
puede haberse habituado a funcionar teniendo a uno de sus miembros con una
patología grave, por lo que ahora tendrán que cambiar sus rutinas
adaptándose a la nueva situación, así como lo tuvieron que hacer tras el
diagnóstico.
- La patología oncológica puede dejar secuelas neurológicas
que se mantienen una vez terminado el tratamiento, por lo que requerirán
psicoterapia o acompañamiento terapéutico provisorio o a largo plazo.
- En caso de que el paciente pediátrico fallezca resultado
de la enfermedad, acompañar a familiares y a otros miembros del entorno
afectivo en el trabajo de duelo será una de las funciones del equipo de
salud mental que estuvo a su lado durante todo el proceso.
Esto rige también para los pacientes pediátricos, por lo que los
profesionales de la salud mental tenemos mucho que aportar en este campo.
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