La Afrenta de Anagni: Phillipe IV de Francia contra el Papa Bonifacio VIII (artículo)

    El rey Phillipe IV de Francia perteneció a la dinastía de los Capetos y había nacido en Fontainebleau el 1° de septiembre de 1268. Hijo de Phillipe III e Isabel de Aragón, asumió en 1284 como Rey de Navarra y Duque de Champaña por su matrimonio con la Reina Juana I de Navarra, y el 6 de enero de 1286 asumió como Rey de Francia a la muerte de su padre. Su política se orientó al fortalecimiento de la Corona frente a los demás poderes feudales (Iglesia, nobleza), sobre todo en el ámbito económico. Por eso creó el Tribunal de Cuentas y sustituyó las prestaciones militares personales de los vasallos por impuestos tendientes a crear un Ejército de mercenarios que cobraban un salario.

   Estas reformas chocarían con el poder de la Iglesia Católica. A fines de 1294 –tras la extraña renuncia del Papa Celestino V por considerarse “incapaz de manejar el reino de Dios”- fue elegido como nuevo pontífice el Cardenal Benedetto Gaetani, que adoptó el nombre de Bonifacio VIII. Nacido en Anagni (Estados Pontificios) en 1235, provenía de una familia de la nobleza italiana, y había cursado estudios de Derecho Canónico en Bologne y París. Al igual que Phillipe IV con la Corona francesa, este nuevo Papa se propuso fortalecer el poder de la institución cristiana por sobre el poder de los reyes. Así aprobó –en los hechos- la dominación del Reino de Aragón sobre la isla de Sicilia y trató de imponer la paz entre Francia e Inglaterra. Esta última no obedecía a ideales pacifistas, sino al hecho de que ambos reyes (Phillipe IV y Edward I) cobraban impuestos al clero para financiar las campañas militares.

   En 1296, Bonifacio VIII promulgó la bula Clericis laicos, que –siguiendo los lineamiento del VI Concilio de Letrán- amenazaba con la excomunión automática a quienes pusieron impuestos al clero sin autorización papal. Era un avance de los poderes eclesiásticos sobre los poderes reales. Esto fue uno de las causas desencadenantes del conflicto con el rey francés que venía fortaleciendo el poder de la monarquía. Esto quizá fue un mal cálculo político del Papado. En años anteriores el Papa había tenido conflictos con Inglaterra y con el Sacro Imperio Romano-Germánico por este motivo, y había encontrado apoyo en Francia. Pero ahora la monarquía francesa no prestaría esa ayuda.

   Phillipe IV respondió a esta medida prohibiendo –por un decreto del 17 de agosto de 1296- la exportación de oro y plata de sus dominios, lo que suprimía una parte sustancial de las rentas pontificias y agudizaba el conflicto del Papa con los nobles romanos. Ante esto, Bonifacio hizo marcha atrás con la medida y hasta intentó reconciliarse con el rey francés: canonizó a su abuelo Louis IX como San Louis y autorizó los impuestos al clero francés para financiar las guerras contra Inglaterra y Flandes. Fue un primer triunfo de los poderes monárquicos contra los eclesiásticos.

   En 1300 el Papa Bonifacio proclamó el Jubileo o Año Santo para celebrar el 13° centenario del nacimiento de Jesucristo. Las decenas de miles de personas de toda Europa que afluyeron a Roma para participar de las celebraciones generaron aglomeraciones en las calles y accidentes mortales de tráfico, por lo que el Papa implementó una de las primeras medidas de seguridad vial de la historia: el pintado de las calles y la separación con una línea para la circulación de los carruajes por el lado izquierdo y los peatones por el derecho. Una curiosidad histórica que no aporta a este relato, pero que es interesante conocer.

   A Roma no solo afluyeron personas sino también mucho dinero, lo que le dio al Sumo Pontífice la seguridad y el respaldo económico para avanzar contra Phillipe IV. La ocasión para el segundo round de este conflicto se dio en 1301 cuando un Obispo francés fue juzgado en un Tribunal Real, lo que para el Papa chocaba contra el Derecho Canónico que sostenía que los funcionarios religiosos debían juzgarse en Tribunales Eclesiásticos.

   El Papa amenazó nuevamente al monarca si no deponía su actitud y este respondió apelando al naciente nacionalismo francés. Para la Iglesia Católica la pertenencia a la “cristiandad” estaba por encima de las diferencias nacionales o lingüísticas. Pero la consolidación del Reino de Francia en la guerra contra otros reinos vecinos (Inglaterra, Normandía, Flandes, Navarra, Languedoc) y su participación en las Cruzadas, así como la popularización de la lengua francesa, llevaron al crecimiento de un sentimiento de pertenencia al “territorio francés” por encima de la pertenencia a la cristiandad.

   Phillipe hizo ver al Papa como un extranjero romano que quería avanzar contra el reino y la lengua francesa, por lo que convocó a una reunión de los Estados Generales (parlamento de la época) en Notre-Dame para consultar y acordar una línea de acción. Lo que se resolviera ya no sería una decisión personal del rey sino de los representantes de los tres estamentos del reino (la nobleza, el clero y los plebeyos), dándole un carácter más popular y nacional.

   Mientras esto sucedía, estalló una rebelión anti-francesa en Flandes (Batalla de Courtrai), lo que hizo pensar al Papa que el rey retrocedería en sus medidas contra la Iglesia por estar ocupado con la represión del estallido social. En 1302, a cuatro meses de la derrota francesa en la batalla, aprobó la bula Unam sanctam, que declaraba que el Papa no era sólo un gobernante en el sentido espiritual sino también en el sentido temporal, por lo que los reyes le debían lealtad.

   Como respuesta a esto, Phillipe convocó en mayo de 1303 una conferencia en París, a la que asistieron juristas y eclesiásticos, para realizar una acusación judicial contra el Papa. Entre los cargos que se le imputaron había delitos religiosos como herejía, hechicería y obligar a adorar sus imágenes en las Iglesias, y delitos penales como la acusación de obligar a renunciar a su predecesor a la fuerza para luego asesinarlo introduciéndole un clavo en la cabeza. Apelando al nacionalismo francés, también lo acusó de delitos contra su pueblo al querer excomulgar al rey (medida que iba a entrar en vigencia en septiembre de ese año), algo que se extendía a todos los habitantes de un reino.

   El 8 de septiembre de 1303 un contingente francés al mando del Canciller Guillaume de Nogaret, uno de los abogados acusadores contra el Papa y aliado de la familia noble romana Colonna (enemiga del pontífice que habían sufrido la confiscación de sus bienes al ser excomulgados), sorprendió a Bonifacio en su residencia en su ciudad natal de Anagni, a 50 km de Roma, y le exigieron su renuncia. El Papa pidió una tregua de 9 horas -que le fue concedida- esperando que el pueblo romano viniera en su ayuda, algo que no sucedió. Finalmente las tropas francesas y de la familia Colonna ingresaron a la residencia por una entrada que encontraron en la Catedral vecina, matando a los sirvientes del Papa y al Arzobispo de Estrigonia Gregorio Bicskei, y se lo llevaron detenido. Un relato de la época, que no se puede confirmar, dice que los esperó sentado en un trono con la diadema papal en la cabeza.

   Aunque Sciarra Colonna –jefe de la familia- quería matarlo, Nogaret lo impidió para no hacer más grave el conflicto. En su breve estadía en prisión el Papa sufrió maltrato a manos de sus carceleros. Las fuentes dicen que lo golpearon con un guante de hierro y lo privaron de comida y agua por tres días. El rey Phillipe lo liberó rápidamente y lo restauró en su cargo tras asegurarse de que no firmaría su excomunión. Por esos días se había producido una rebelión popular al ver el pueblo de Roma como era quemada y saqueada la Catedral y la residencia del Papa.

   Bonifacio VIII falleció el 11 de octubre de 1303, a pocos días de su liberación. Su sucesor, Benedicto XI, aunque era partidario de Bonifacio, decidió pactar con el rey de Francia para no terminar como él y solo excomulgó al abogado Nogaret.

   Lo que pasó a la historia como “la afrenta de Anagni” o “la bofetada al Papa” puede considerarse un enfrentamiento entre los poderes temporales o terrenales y los poderes eclesiásticos o espirituales en una época en que comenzaban a “insinuar las nacientes Monarquías Nacionales” –para usar la expresión del historiador José Luis Romero- por sobre los demás poderes feudales. El apoyo a la naciente burguesía comercial en la Baja Edad Media era otra forma que usaba la monarquía para someter a la nobleza y al clero, por eso en su defensa Phillipe IV expulsó a los judíos en 1306 y a los comerciantes lombardos en 1311.

   Phillipe IV continuaría consolidando su poder. Cuando en 1304 falleció Benedicto XI tras un breve pontificado de 8 meses –algunas versiones dicen que fue envenenado-, el monarca francés uso su poder e influencia para nombrar al Arzobispo de Burdeos Bertrand de Got como nuevo Papa que asumió con el conciliador nombre de Clemente V. A diferencia del resto de los Sumos Pontífices, este residió en la ciudad francesa de Avignon, por lo que se conoce a este periodo como el “Papado de Avignon” o “el cautiverio del Papado en Avignon”.

   Entre 1307 y 1314 Phillipe IV y Clemente V llevarían adelante una campaña que tendría considerables repercusiones en la historia posterior: la supresión de la Orden de los Templarios.

 

 

Bibliografía:

·  Asimov, Isaac; (2001) La formación de Francia, Madrid, Alianza.

·  Fernández, Tomás y Tamaro, Elena; (2004) “Biografía de Felipe IV de Francia, el Hermoso”, Biografías y Vidas: la enciclopedia biográfica en línea, https://www.biografiasyvidas.com/biografia/f/felipe_iv_elhermoso.htm.

·  Fernández, Tomás y Tamaro, Elena; (2004) “Biografía de Bonifacio VIII”, Biografías y Vidas: la enciclopedia biográfica en línea, https://www.biografiasyvidas.com/biografia/b/bonifacio_viii.htm.  

·  Price, Roger; (2016) Historia de Francia, Madrid, AKAL.

·  Romero, José Luis; (1949) La Edad Media, México, Fondo de Cultura Económica.

·  Sahuquillo Olivares, Jesús; (2015) “La caída de los Templarios”, Boletín de la Revista de Historia, https://revistadehistoria.es/la-caida-de-los-templarios/, 19 de noviembre.

·  https://www.abc.es/historia/abci-loco-contra-monstruo-rocambolesco-rapto-felipe-papa-bonifacio-viii-201902250104_noticia.html.

·  https://sobrehistoria.com/la-afrenta-de-anagni-bofetada-a-un-papa/


Una versión resumida de este artículo se publicó en:  Boletín de la Revista de Historia, www.revistadehistoria.es, 1° de febrero de 2022. 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Sobre la necesidad de denunciar prácticas que atentan contra el derecho a la educación

Construyendo puentes y tejiendo redes para la Inclusión Educativa

Experiencias, Modelos de Discapacidad y Diagnósticos en las Infancias