La Función de la Literatura en el Mundo Actual (ensayo de reflexión)
En el mundo actual, en donde somos testigos de la pobreza y las desigualdades cada vez más extremas, guerras, genocidios, intolerancia, deterioro ambiental y recrudecimiento de ideologías autoritarias, ¿sirve de algo escribir? ¿sirve de algo leer? Quienes hacen estas preguntas, a veces de manera burlona, le atribuyen a la literatura una responsabilidad que le excede.
La literatura puede aportar al pensamiento y al debate de los problemas globales, pero no es la ONU, un gobierno, una organización social, un sindicato o un partido político. Pedirle a la literatura que cambie el mundo es atribuirle una tarea que le corresponde a otros organismos.
El único compromiso de la literatura es con su obra, con sus lectores. Es aportar la palabra que de un poco más de belleza a este mundo que hoy se nos presenta tan caótico. Necesitamos vivienda, comida, abrigo y seguridad para vivir. Pero también necesitamos de la belleza. El Derecho a la Belleza -parafraseando a Eduardo Galeano- debería estar consagrado en la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
El escritor y el artista en general pueden tener compromiso con causas sociales, en tanto son ciudadanos de una sociedad. Esto es muy común y admirable -de hecho son los escritores que más consumo-, pero cuando se sienta a crear, su compromiso es entregarle a los lectores una obra que les haga pensar y sentir que, pese a todo, la vida tiene un propósito.
A mí personalmente, la literatura me hace sentir el deseo de seguir aportando a salvar este mundo, porque si el mundo sigue existiendo voy a disfrutar por más tiempo de la lectura de Jorge Luis Borges, Eduardo Galeano, Silvina Ocampos, Isaac Asimov, Gabriel García Márquez, Hellen Keller, Julio Cortazar o Gabriela Mistral.
La literatura -y el arte en general- no es una evasión del mundo, como suelen decir quienes no saben apreciar la belleza de una obra. Es otra forma de conectarse con la realidad. Es poder ver que además del empleo agotador, las obligaciones personales o profesionales, y las rutinas ajetreadas, en este mundo también existen José Saramago y Mario Benedetti. Un libro -cualquiera sea su forma, en papel o virtual- existe en nuestro mundo y no fuera de él.
Hasta nuestro Sistema Nervioso lo sabe. Los estudios demuestran que cuando escribimos, leemos o contamos una acción que ocurre en una obra literaria, se activan las áreas del cerebro que corresponden a esa función. Literalmente vivimos lo que estamos leyendo. Nuestro cerebro sabe que no hay diferencia entre el mundo exterior y el mundo de la palabra escrita: ambas son experiencias que nos enriquecen, incluso a nivel neuronal.
Pero hay una función más de la literatura. En esta Sociedad del Rendimiento y del Cansancio -que teorizó Byung-Chul Han-, donde la explotación se ejerce haciendo creer a los trabajadores que serán ricos o sus propios jefes solo si producen hasta la extenuación, la literatura aporta el poder parar la producción por un momento. Una obra no puede apurarse, no pueden reducirse las páginas creando una máquina que mejore “la productividad de la lectura”. Requiere paciencia y concentración para disfrutar de cada oración, de cada párrafo. Implica detener la lectura y quedarse reflexionando con una frase o una escena. Requiere después de un lento proceso para que la obra se incorpore a nuestro ser, que la hagamos propia y única. Y escribir implica un acto de creatividad que desafía el paradigma dominante de la productividad.
Esta es la fuerza revolucionaria de la literatura. La palabra escrita aporta belleza al mundo pero también le permite combatir esta sociedad de la productividad que, lejos de darnos bienestar, está aumentando la pobreza, las guerras, el agotamiento de los bienes comunes y la salud de la población.
Leer es un acto de resistencia. Escribir es una forma de conectar con el mundo a través de la palabra que puede unirnos con personas que nunca conoceremos, pero que hemos llegado a su vida. Es hacer lazo social, crear comunidad.
Por eso, respondiendo a la pregunta inicial: sirve leer y escribir.
Que florezcan entonces los libros y la palabra que une.
Que la literatura siga existiendo para darnos momentos de belleza y de felicidad.
Porque la literatura hace que el mundo merezca seguir existiendo y eso nos anima a luchar por un futuro mejor.
Ensayo publicado en el libro conmemorativo de los 30 Años de Editorial Dunken (2025). Las imágenes que ilustran este post fueron creadas por la Inteligencia Artificial Llama 4 de Meta AI.
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