Escuchar la voz del Otro como proyecto artístico y ético: Conversación en torno al film argentino Los Fuegos Internos (2019)

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   Daniel, Miguel y Germán forjan su amistad mientras están internados en una institución mental de la provincia de Buenos Aires. Esta les permite sostenerse y mantener su subjetividad dentro de una institución de encierro. El amor, la poesía, el baile, la risa, el compartir un mate con bizcochos, los diálogos profundos y la construcción de una vida por fuera del hospital irán completando la trama de esta película, que se enmarca en un contexto de lucha por el derecho a la salud mental y la abolición de las instituciones de encierro.

   Los Fuegos Internos es una película argentina de 2019, pero que la pandemia postergó su estreno por casi dos años. Fue producida y llevada adelante por personal, voluntarios y pacientes/usuarios del Hospital Interzonal Especializado en Agudos y Crónicos “Dr. Alejandro Korn” de la localidad de Melchor Romero (partido de La Plata, provincia de Buenos Aires), institución que fue emblema del paradigma manicomializador y de encierro de la locura, y que hoy busca adaptarse a la nueva Ley Nacional de Salud Mental y Adicciones N° 26.657, llamada popularmente “de desmanicomialización”.

   Para saber más de este proyecto conversamos con la Profesora en Danzas Dramáticas Laura Lago, quién fue productora de la película, además de trabajadora del Hospital de Melchor Romero.

    Luciano Andrés Valencia: Hola y gracias por tomarse estos minutos para la entrevista. En primer lugar quería felicitarla por la producción. Pude ver la película en la presentación que hicieron en Santa Rosa (La Pampa) el pasado octubre de 2021 y quedé impresionado por el trabajo que realizó todo el equipo del Hospital, tanto el personal como los pacientes/usuarios que participaron de la misma. ¿Cómo surgió la idea de llevar adelante un proyecto así?

    Laura Lago: Bueno, en un principio muchas gracias por el interés y por la apreciación de la película. Para responder la pregunta sobre el origen de la idea tengo que decir que hubo dos inicios. El primero fue en el marco de una entrevista entre paciente y psicólogo en donde Germán, uno de los personajes que se desarrolla en la trama, arma con el psicólogo su intención de registrar en un audiovisual documental la historia de amistad entre tres personas: él y sus dos amigos, desde que se conocen en la Sala de Internación hasta que logran externarse y vivir sus vidas por afuera del hospital. Ese primer chispazo de idea sale de ese espacio de sesión individual, de tratamiento, de conversación entre paciente y psicólogo, y lo propone como proyecto en un espacio de taller que existía en el mismo hospital donde se atendía Germán, y ahí tuvo como un segundo nacimiento.

    LAV: ¿Tuvieron apoyo del Hospital, las agencias de salud o las productoras artísticas?

    LL: El hospital no financió, al igual que otras agencias de salud mental, pero dieron autorización para filmar dentro. En mi caso, que fui productora, pude disponer del teléfono de la institución, así como el permiso para alguna locación dentro del hospital y me permitieron trabajar en horarios discontinuados para poder filmar. Haciendo doble trabajo, pero dentro de mis funciones como empleada del hospital. Por otro lado los voluntarios del dispositivo donde concurrían Germán, Daniel y Jorge, que estaban haciendo sus horas de trabajo, estudio y formación dentro del Taller de Arte, recibieron el marco formal del hospital para poder hacerlo. Estos voluntarios tenían alguna relación con el cine, el arte en general, la antropología y las ciencias sociales. Actores profesionales de la Ciudad de La Plata que participaron en la película lo hicieron de manera ad honorem. Tuvimos asesoramiento de artistas y técnicos del mundo del cine que se interesaron por la temática y lo hicieron de manera gratuita.

   Después pudimos reconocer económicamente a estas personas cuando ganamos el subsidio a la Quinta Vía Digital del INCAA (Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales). Desde el Fondo Nacional de las Artes tuvimos también la suerte de que dos proyectos que presentamos fueran financiados con Becas de Creación. Con uno pudimos hacer un primer guionaje y rodaje, y con el otro un aprendizaje de montaje con un profesional que nos ayudó también a llegar al corte final de la película. Otra fuente fue un financiamiento colectivo de gente que conocía la idea por Internet y aportó dinero. Con eso resolvimos la gráfica.

   Por otro lado tuvimos apoyos formales como las Declaraciones de Interés de la Defensoría del Pueblo, la Comisión Provincial por la Memoria, la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), y los Honorables Consejos Deliberantes de las municipalidades de La Plata y Necochea, que fuimos sumando a nuestra carpeta de producción. La UNLP, mediante la Cátedra de Diseño FBA de la Carrera de Diseño Audiovisual, colaboró en las gráficas y los afiches como aprendizaje para sus estudiantes. Todo lo hicieron de manera gratuita para que podamos tener opciones de afiches en las redes sociales.

    LAV: Una frase que dijeron en la presentación fue: “Que la intención artística de hacer algo no se lleve puesto a alguien? ¿Cómo se organizaron para que esto no suceda?

    LL: Esto de que lo artístico no se lleve puesto a alguien fue muy importante para nosotros, ya que como el documental iba a mostrar, versar, elaborar o trabajar sobre vivencias de tres personas que habían tenido internaciones por crisis subjetivas y malestares muy importantes, éticamente era lo primero a tener en cuenta.

   Por eso nosotros (la coordinadora del taller, yo como productora, los voluntarios y todos aquellos que se sumaron en alguna instancia) explicitamos que nuestra intención era hacer un documental, pero que teníamos que dejar a las personas en un mejor lugar respecto a sus vivencias y que por eso nos íbamos a guiar por la perspectiva de los sujetos. Nosotros no íbamos a hacer un documental sobre otros, sino que esos otros eran protagonistas, no solo de la historia –que también escribieron ellos- sino que iban a protagonizar el proceso de creación, igual que nosotros. Con el plus de que ellos estaban dando testimonio de lo que habían pasado. Para contar su amistad debían contar también sus historias. Cada cual iba a elegir contar su historia con los recortes y con la metodología que quisieran. Nosotros estábamos apoyando, escuchando y promoviendo cuando se nos ocurría una idea o recurso, pero valorizando lo que ellos iban teniendo, porque en realidad no solo se prestaron a actuar sus historias sino que fueron los hacedores del documental.

    Entonces tenerlo presente siempre y explicitarlo cada vez, incluso cuando alguien iba a trabajar con un material que ya estaba filmado. Porque el montaje dice mucho, es un momento ético también. Entonces nosotros llevábamos esa premisa, no como una prohibición o condición, sino como un elemento más para que juegue en las creatividades de los que estaban implicados en cada etapa. Tomarlo como una parte de los elementos en juego siempre fue un resguardo para que estuvieran presentes primero las personas y luego la película. Incluso hasta el punto de que si alguno no quería entrar o continuar, pudiera hacerlo. Tener presente esa situación de entrada hace que el trabajo uno lo realice con unas premisas en el cuerpo.

   Por otro lado, igual que en el taller de arte se trabajaba antes de que empezáramos con el audiovisual, cualquier situación complicada que ellos como usuarios de salud mental sintieran, contábamos con que podían conversar con alguien de confianza de la misma institución o no. La institución era nuestro resguardo. Uno podía hablar dentro del grupo si quería, expresar algo de su malestar como de sus ideas y se trabajaba. Si no quería o no era posible ahí, había otros espacios por fuera. Por eso tener espacios disponibles para que alguien que no está dentro del proyecto del documental pudiera escuchar  fue muy aliviante. Muchas veces lo usábamos los que somos y no somos pacientes, y se sumaba a esta posición ética de no hacer si no tenemos el consentimiento del otro. No el consentimiento formal de las firmas, sino el subjetivo. Esa era nuestra red de seguridad, para decirlo de alguna manera. Al contrario de lo que algunos pudieran pensar, esto es lo que permitió saltear obstáculos que de otra manera no se hubieran podido.

    En una escena en que el protagonista no podía hacerla porque se sentía mal, porque no estaba con disposición para hacerla, el mismo nos dio una solución que fue fantástica. Porque teníamos que filmar en tiempo y forma, estábamos ya con el financiamiento del INCAA, surgió así la idea de un doble que fue otro usuario del centro de salud. Salió perfecto, buenísimo. En ese caso la película no se llevó por delante al protagonista sino que el mismo propuso la solución. 

   LAV: Que valioso eso de poner a la persona por encima de la película y de que no se va a contar sobre otro sino que los mismos protagonistas son quienes deciden que quieren contar de su historia. Es toda una crítica a una forma de entender la salud mental, y un paradigma acorde a las ideas de desmanicomialización, autonomía, independencia y autodeterminación de las personas. En este sentido, esta película y el proceso que implicó su filmación ya es un cambio social en sí mismo.

    LL: Creemos que sí, que en ese sentido orientándonos por esa cuestión ética, que también es una reflexión y una crítica dentro del mismo campo del cine en general y del documental en particular. Nosotros llegamos a esa orientación pensando desde el campo de la salud mental, que es donde la película fue tomando su forma, pero también la investigación de cómo hacer un documental, viendo películas y escuchando a realizadores, y nos encontramos con qué la forma de filmar la otredad también es una pregunta muy pregnante para los realizadores. El director o los directores (en este caso fue una dirección colectiva) también nos hacíamos la pregunta desde el campo del arte. Creemos que ahí hay una coincidencia que para nosotros es muy fértil porque la película tiene una orientación que permite que las historias tengan una profundidad, si se quiere, diferente a que si uno arma una historia sobre otro. Con el mismo proceso de hacer la película surgen preguntas e interrogantes, se da lugar a lo nuevo de de esa manera. Que cada cual pueda elaborar sobre lo propio  y los lazos con los otros. Fue una coincidencia feliz en ese sentido que nos permitió que el proceso tenga mucho disfrute.

     LAV: Además del disfrute, también hizo más rica la historia. Ahora se encuentran en la etapa de publicidad y difusión de la película, recorriendo el país para presentarla. ¿Qué viene después? ¿Se va a presentar en Festivales de Cine y Plataformas Virtuales?

    LL: La película, aún antes de estrenar, hizo un recorrido por festivales. Hicimos el trabajo con la distribuidora Viviana de Rosa. La pandemia nos agarró en un momento muy especial, cuando estrenábamos en el Espacio INCAA de Buenos Aires. Luego estrenábamos en la Sala INCAA de San Martín. Pero la misma pandemia hizo que pusiéramos la película a disposición para que la pudieran ver durante el confinamiento bastante estricto del primer año. A partir de ahí fue requerida por instituciones y personas, por lo que tuvo un recorrido en ese lugar. Ahora ya la película tiene su momento en que pasa a ser parte del Catálogo de CineAr, por lo que está disponible ahí como película nacional. Probablemente vaya a estar en la Plataforma de Cine Móvil de Ensenada, que va a compartiendo películas. Ya el circuito de festivales se va cerrando por el tiempo de producción. Por lo general los festivales toman 1 o 2 años desde su producción, por lo que estaríamos completando ese circuito.

   La idea es que además de esas plataformas, la película pueda ser parte del material de estudio o trabajo de diferentes organizaciones y cátedras. Lo que hacemos habitualmente, como no pudimos tener ese recorrido por salas donde se cobra para recaudar dinero para la producción y los usuarios, pedimos que si alguien nos pide la película pueda hacer una colaboración, como cuando uno paga una plataforma. Ese dinero va destinado a los usuarios ya que la película es un bien o producto. Creo que ese es el recorrido que va a hacer la película.

   Siempre hay intenciones de poder escribir sobre el proceso en ponencias y artículos. Además de la película queremos contar con un libro con anécdotas y otras dimensiones que trabajamos. Para que quede un material de reflexión para otros.

     LAV: No me queda más que felicitar a todo el equipo de producción y agradecerle personalmente a usted por tomarse un tiempo para esta entrevista. Muchos éxitos.

  

FICHA TÉCNICA


LOS FUEGOS INTERNOS (2019)

Película Documental

DIRECCION: Ana Santili Lago, Laura Lugano, Ayelen Martínez, Malena Batista y Laura Lago.

ELENCO SECUNDARIO: Juan Carlos Salto, Horacio Martínez, Laura Lago, Viviana García, Francisco Barraza, Ignacio Villamarín, Kevin Cavo, Silvia Yuspas y Alberto Justo
PROTAGONISTAS: Daniel Degol, Miguel Godoy, Jorge Deodato

DIRECCIÓN DE FOTOGRAFÍA: Ana Santilli Lago, Roberto Paredes
MÚSICA: Miguel Kancepolsky Teichmann
VARIOS: Laura Lago, Ana Santilli Lago, Juan Manuel Zaldúa, Florencia Cárdenas, Francisco Álvarez Raineri, Mariano Santilli
ASISTENTE DE DIRECCIÓN: Malena Battista, Ayelén Martínez
SONIDO: María Fernanda Sáenz de Santa María
GUIÓN: Miguel Godoy, Laura Lago, Laura Lugano, Malena Battista, Miguel Ibarruela, Ayelén Martínez, Ana Santilli Lago, Juan Carlos Salto, Daniel Degol, Jorge Deodato, Ayelén Correa Garabello
MONTAJE: José Antonio Campos
CASA PRODUCTORA: El Cisne del Arte

 

  Contacto con el equipo de producción de la película a través de sus cuentas de Facebook e Instagram.

 

Comentarios

  1. No escuché hablar de esta película en ningún medio.
    Sería interesante que se pudiera ver en play.cine.ar

    Saludos,
    J.

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    Respuestas
    1. Es muy recomendable la película. Yo la ví en Santa Rosa (La Pampa) el año pasado; ahí conocí a la productora a la que entrevisté.

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