El CIE-11 y los intentos de patologización de la vejez

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   En los últimos meses numerosas entidades públicas y organizaciones de la sociedad civil de Argentina y de todo el mundo han expresado su rechazo al intento de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de incluir a la Vejez como una patología en la próxima edición de su Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE).

   La CIE -o ICD (International StatisticalClassification of Diseases) por sus siglas en inglés- es un sistema diseñado para promover la comparación internacional de la recolección, procesamiento, clasificación y presentación estadística de signos, síntomas, circunstancias sociales y causas externas de morbilidad y mortalidad. El Instituto Internacional de Estadísticas comenzó a publicarla en 1893, pero la OMS se hizo cargo de la mismaa partir de  la sexta edición en 1948. La vigente en la actualidad es la CIE-10, publicada en 1990. Aunque es una clasificación internacional de uso en todos los países adheridos a la OMS, algunos como Canadá, Estados Unidos, Alemania y Australia incorporaron extensiones propias al código de la CIE. La primera versión de la CIE-11 se publicó el 18 de junio de 2018 para ser aprobada por la Asamblea Mundial de la Salud (AMS) en 2019, y entrará en vigencia en enero de 2022 (1).

   Sin embargo, esta nueva edición viene con polémicas. Una de ellas es que considera a la Vejez(Old Age) como una patología bajo el código MG2A e incluye: 1) vejez sin mención de psicosis; 2) senescencia sin mención de psicosis; y 3) falta de fuerza senil (2).

   En su sitio web la OMS dice que “Desde un punto de vista biológico, el envejecimiento es la consecuencia de la acumulación de una gran variedad de daños moleculares y celulares a lo largo del tiempo, lo que lleva a un descenso gradual de las capacidades físicas y mentales, un aumento del riesgo de enfermedad, y finalmente a la muerte”. Sin embargo, en el párrafo siguiente aclara que “esos cambios no son lineales ni uniformes, y su vinculación con la edad de una persona en años es más bien relativa. Si bien algunos septuagenarios disfrutan de una excelente salud y se desenvuelven perfectamente, otros son frágiles y necesitan ayuda considerable(3).

   Esta decisión de la OMS es peligrosa ya que refuerza estereotipos negativos y actos de violencia simbólicas contra las personas mayores. La vejez es una etapa de la vida que puede llevarse adelante de manera saludable, con independencia, autonomía y buena calidad de vida. Por ello su inclusión en la CIE no solo contradice tratados internacionales como la Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores (2015), sino también las mismas resoluciones del organismo internacional que en diciembre de 2020 declaró el Decenio del Envejecimiento Saludable (2021-2031) a fin de promover acciones tendientes a construir una sociedad justa, igualitaria y sin discriminación para todas las edades.

   Por este motivo es que se han multiplicados los rechazos a esta medida. El Área de Adultos y Adultas Mayores del Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI) expresó que: “Desde el INADI se entiende la vejez como una etapa natural más, y no patológica, del curso de la vida. El envejecimiento está dentro del proceso evolutivo de la vida, es un ciclo vital que en ningún caso constituye en sí mismo un proceso patológico, un estado de enfermedad o de disminución de capacidad. Por esa razón, instamos a promover cambios en la mirada social hacia nuestros adultos y adultas mayores, con el fin de desterrar los prejuicios, estereotipos, las imágenes y creencias negativas construidas alrededor de la vejez, de modo de fomentar el sostenimiento de su autonomía, la capacidad de decisión y la vida independiente de las personas adultas mayores(4).

   La Asociación Latinoamericana de Gerontología Comunitaria (ALGEC) y el Centro de Estudios de Políticas para Personas Mayores (CEPPEMA) repudiaron con “fuerza y convicción” esta medida señalando que priva a las personas mayores de ser consideradas como “sujetos de derecho”. En su comunicado destacan “las valiosas contribuciones actuales y potenciales de la persona mayor al bienestar común, a la identidad cultural, a la diversidad de sus comunidades, al desarrollo humano, social y económico y a la erradicación de la pobreza” y señalan que “la vejez debe ser comprendida como una construcción social y como la última etapa del curso de vida, y el envejecimiento como un proceso gradual que se desarrolla durante todo el curso de vida” (5). 

   La Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH) y legisladores en el Congreso de la Nación también se pronunciaron en rechazo a esta medida.

   Una de las declaraciones más contundentes por la cantidad de firmantes (más de 60 organizaciones gerontológicas y sociales de Argentina y el extranjero) es la titulada “¡La Vejez no es una Enfermedad!”. Comienzan señalando la clara contradicción que existe entre esta decisión de la OMS y los numerosos tratados internacionales que protegen los derechos de las personas mayores, tales como los Principios de las Naciones Unidas en favor de las personas de edad (1991), la Proclamación sobre el Envejecimiento (1992), la Declaración Política y el Plan de Acción Mundial sobre el Envejecimiento de Madrid (2002) y la citada Convención Interamericana (2015).

   A continuación declaran que incluir a la vejez como una enfermedad: “1) Es un error conceptual. Durante la vejez, al igual que en las demás etapas del ciclo vital, se producen modificaciones bio-psico-social sin que per se constituyan lesiones o trastornos que la OMS define como enfermedad; 2) Su inclusión no cuenta con bases científicas cuantitativas y cualitativas sólidas; 2) Consolida un concepto falso en torno a esta etapa de la vida; 3) Promueve estereotipos y prejuicios negativos, sumamente difíciles de revertir una vez que se naturalizan; 4) Fomenta el desarrollo de creencias, conductas, prácticas sociales y discursivas, políticas económico-sanitarias y legislaciones viejistas, es decir, discriminatorias de las personas solo a causa de ser mayores”.

   Por este motivo: “Rechazamos enfáticamente la inclusión de la vejez como enfermedad dentro del International Code of Diseases (ICD); Instamos a las entidades internacionales, a los Estados y a la comunidad a realizar las acciones pertinentes para prevenir, erradicar y sancionar todo viejismo cultural, ya que las personas mayores tienen la misma dignidad, derechos y libertades fundamentales que todas las demás(6).

   Entre las organizaciones firmantes de la Declaración se encuentran: la Universidad de Buenos Aires (UBA), CONICET, International Longevity Center Argentina, Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires, Asociación de Defensores del Pueblo de la República Argentina, Sociedad Argentina de Gerontología y Geriatría (SAGG), Asociación Gerontológica Argentina (AGA), AMIA, Gobierno de la Provincia y Municipalidad de Corrientes, Universidad Nacional de Rosario (UNR), Sociedad Mexicana de Geronto-Geriatría (SMGG), Universidad Nacional de Entre Ríos (UNER), Universidad Autónoma de Entre Ríos (UAdER), Universidad Nacional del Noroeste de la Provincia de Buenos Aires (UNNOPBA), Colegio de Abogados de la Provincia de Córdoba y Defensoría de los Adultos Mayores de la Provincia de Buenos Aires, para mencionar algunas de las más destacadas.

La doctora Mónica Gelsi, ginecóloga, sexóloga, educadora sexual y docente con 40 años de experiencia, al ser consultada para esta nota, expresó que “como mujer, madre y médica de 65 años considero que estoy transitando una hermosa etapa fisiológica de la vida. Palpitando la futura  vejez sin medicamentos que  será el resultado de mi estilo de vida saludable. Pienso que la OMS, está equivocada. Ahora, si consideran a la vejez una enfermedad para que las obras sociales o el Estado cubran el 100% de los medicamentos, no me opondría. A los jubilados no les alcanza para comprarlos”.

   Esta es la realidad de muchas personas mayores en diferentes países del mundo, en donde a la precariedad de la vida, se le suman la falta de asistencia sanitaria. Se calcula que para 2050 las personas mayores de 60 años serán el 22% de la población mundial, ya que la pauta de envejecimiento actual es mayor que en cualquier otra época de la historia. El 80% de esta población vivirá en países de ingresos medianos o bajos (7). Por este motivo es necesario comenzar desde ahora a implementar políticas sociales y sanitarias para toda la población, pero en especial para este sector etario que es quién más crecimiento va a experimentar. Es importante, al mismo tiempo, que esto se haga sin caer en prácticas discriminatorias y patologizadoras.

   El Ageismo, Viejismo, Edadismo o Gerontofobia es la estereotipacióny discriminación de una persona por motivos de su edad. El término fue utilizado por primera vez en 1968 por el psiquiatra gerontólogo Robert Butler basándose en conceptos similares como sexismo, racismo o clasismo, y definió los tres elementos que lo componen: a) actitudes perjudiciales hacia la vejez, las personas mayores y el proceso de envejecimiento; b) prácticas discriminatorias hacia las personas mayores; y c) prácticas institucionales y políticas que perjudican a este sector etario (8).

   En base a esto, podemos decir que el intento patologizador de la OMS se enmarca dentro de las prácticas ageistaso viejistas ya que supone un perjuicio hacia las personas mayores y la vejez que refuerza las discriminaciones y los estereotipos. Al considerar que una persona es enferma solo por su edad, se le priva –total o parcialmente- de su condición de “sujeto de derechos”. Pasa a ser alguien que debe ser curado o cuidado, permitiendo prácticas que muchas veces atentan contra su voluntad y autonomía. Esto será un regalo para las farmacéuticas y corporaciones médicas que utilizarán los cuerpos de las personas mayores para depositar fármacos y artefactosmédicos que, en muchos casos, no serán necesarios, porque el “paciente” no tendrá otra “enfermedad” que su propio envejecimiento.

Así mismose priva a la sociedad de los aportes que puede realizar un sector de la población que –de acuerdo a las tendencias mundiales- viene haciéndose cada vez más numeroso.

   ¿Qué pasará con una persona de 65 que quiera sacar una licencia de conducir? ¿Se le harán las mismas pruebas que al resto de la población o solo por su edad se considerará que es enferma y, por ende, se le negará el derecho a conducir? ¿Y con aquellas que quieran seguir ejerciendo una profesión? A las que quieran seguir viviendo solas o en su hogar,¿se les obligará a tener un cuidador o vivir en una residencia contra su voluntad por “estar enfermas”? Son preguntas que no tenemos respuesta, pero que es necesario pensar en base a esta decisión de la OMS.

   La vejez no es una enfermedad, sino una etapa de la vida con sus características particulares, su riqueza y su diversidad. Permitir esta inclusión en la CIE supondrá un retroceso en los derechos humanos de las personas que la transitan y de toda la sociedad en general. Porque cuando se atenta contra un derecho, todos los demás están amenazados.

   ¡No al edadismo! ¡No a la inclusión de la vejez como enfermedad en la CIE-11! ¡Por el derecho al envejecimiento saludable con autonomía y libertad de decisión!

 

Agradecimientos:

   A la doctora Isolina Dabove y a la doctora Mónica Gelsi que realizaron aportes y testimonios para esta nota.

 

Notas:

(1) Wikipedia, www.wikipedia.es, artículos: “Clasificación Internacional de Enfermedades” y “CIE-11”.

(2) Sitio web de la CIE-11 en español: https://icd.who.int/browse11/l-m/es#/http%3a%2f%2fid.who.int%2ficd%2fentity%2f835503193.

(3) OMS; “Envejecimiento y Salud”, https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/envejecimiento-y-salud, 5 de febrero de 2018.

(4) https://www.argentina.gob.ar/noticias/la-vejez-no-es-una-enfermedad.

(5) https://www.algec.org/la-vejez-no-es-una-enfermedad/.

(6) El Documento completo se puede leer en: https://www.fcedu.uner.edu.ar/wp-content/uploads/2021/06/Comunicado-Vejez-no-es-enfermedad.pdf

(7) OMS; “Envejecimiento y Salud”, op. cit.

(8) Wikipedia, www.wikipedia.es, artículos: “Discriminación por edad”.

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