Reseña de: Más Platón y menos Prozac (de Lou Marinoff)
Lou Marinoff es un filósofo canadiense residente en New Jersey (EE.UU.),
profesor –entre otras instituciones- del City College de New York, y fundador
en 1998 de la American Philosophical Practitioners Association (APPA), que hoy
tiene sedes en la mayoría de los estados norteamericanos, así como en Canadá,
España, Alemania, Gran Bretaña, Israel, Noruega, Países Bajos, India o Hong
Kong. Su pensamiento se resume en su best sellers: Más Platón y menos Prozac (Plato Not Prozac: Applying Philosophy to
Everyday Problems, 1999).
A
lo largo de sus páginas hace una crítica a la medicalización y patologización
de la sociedad, que se expresa hoy en el consumo excesivo de psicofármacos (representado
en el libro por el Prozac, nombre con el que se comercializa en EE.UU. el
antidepresivo Fluoxetina) y en el aumento de las entidades diagnósticas en los
Manuales de Salud Mental al punto en que nadie quede sin la suya. Escribe que la
sociedad norteamericana está tan terapeutizada que “es un milagro que sobreviva al mes de agosto, cuando los terapeutas
están de vacaciones”.
Tomando como marco teórico la Filosofía
Práctica del alemán Gerd B. Achenbach, y siguiendo a filósofos occidentes y
orientales, postula que algunas personas pueden salir mal paradas de un
tratamiento de salud mental si su problema no es psíquico o neurológico, si no
moral o existencial, y el médico o psicoterapeuta no lo entienden así.
Para
estos casos propone una Terapia Filosófica,
que a diferencia de los modelos médicos o psicológicos, provee a la persona de
un diálogo y no de un diagnóstico, para que puedan resolver las grandes
preguntas que les aquejan: ¿qué es la vida? ¿qué es el bien y el mal? ¿cómo se
obra correctamente? ¿por qué estoy aquí? ¿qué es la injusticia?. “La vida no es una enfermedad”, nos dice,
y si antes era la religión quién daba las respuestas, ahora puede ser la
filosofía ante la imposibilidad de la ciencia médico o la psicología.
Algunas de las técnicas de su Terapia Filosófica, que menciona a lo largo de la obra, son las siguientes:
- Método
PEACE. Se basa en cinco puntos: 1) P: la identificación del problema que se quiere resolver; 2) E: expresión de las emociones que
genera ese problema; 3) A: análisis
las opciones disponibles; 4) C:
contemplación del problema en su globalidad para adoptar una determinada
postura; y 5) E: el equilibro
que se alcanza al final. Señala que los terapeutas se quedan en los dos
primeros pasos.
- Biblioterapia. “Cuantas veces ha empezado una nueva
etapa de su vida a partir de la lectura de un libro” (cita del
escritor Henry David Thoreau). Consiste en recomendar al consultante la
lectura de alguna obra que trate sobre la pregunta por la existencia que
le está inquietando. Recomienda varios libros de filósofos occidentales, pero
también de sabiduría oriental como el I-Ching
o el Baghavad Gita.
- Teoría
de la Decisión. Nombre filosófico de la Teoría
Matemática de los Juegos de Von Neumann y Morgensten. Consiste en tomar la
mejor decisión, poniendo todos los factores sobre la mesa. Siempre hay
posibilidad de elegir: “hasta un
condenado a muerte puede decidir (algunas cosas)”.
- Propósito/Significado.
Lo explica con la metáfora de un menú: el propósito es ofrecer comida,
mientras que el significado es lo que representa cada plato. El trabajo
consiste en diferenciar el propósito del significado (muchas personas
abandonan un propósito porque no encuentran un significado a lo que están
haciendo) o ver cómo cambian los propósitos de acuerdo a los deseos de la
persona.
- Diálogo Socrático. Se diferencia del Método Socrático (hacer preguntas que a veces no llevan a respuesta), aunque guarda relación, ya que consiste en extraer explícitamente una enseñanza de algo que ya se sabe implícitamente. Utiliza la duda y el consenso. Se aplica en grupos de entre 5 y 10 participantes, y a veces requiere de un fin de semana completo.
El libro se compone de dos partes: “Los nuevos usos de la sabiduría antigua” y “Cómo arreglárselas ante los problemas cotidianos”, en los que explica su teoría ejemplificando con numerosos casos propios y de colegas. Además incluye apéndices con biografías de filósofos, recomendaciones de lectura, y listado de organizaciones y profesionales que trabajan en Filosofía Práctica y Terapia Filosófica.
Algunas de las críticas que podemos realizarle a esta obra son las siguientes:
- Está muy centrada en la sociedad norteamericana. Sus
pacientes suelen ser personas de buen nivel económico amargadas por su
carrera profesional y sus dudas existenciales, que no encontraron
respuesta en psiquiatras, psicólogos, psicoanalistas o consejeros
matrimoniales. Eso dificulta aplicar la terapia a otros contextos. Muy
leal al estilo de vida norteamericano, el autor alaba en algunas oportunidades
las virtudes del trabajo duro y la competitividad, lo que puede llevar a
la auto-explotación y frustración.
- Su excesivo pragmatismo y utilitarismo lo lleva a apoyarse
en autores ultraliberales y conservadores, como la filósofa Ayn Rand que
defendía el “egoísmo racional” y criticaba el altruismo. Por ejemplo, le llega a recomendar a una mujer que pensaba en divorciarse, que es mejor permanecer en el matrimonio por la estabilidad económica que tener que afrontar la búsqueda de empleo al separarse.
- Las críticas que realiza al marxismo o el psicoanálisis se
basan en manipulación de sus ideas, como decir que Marx y Engel fueron
teóricos de estados totalitarios, o que Sigmund Freud consideraba a todos
los trastornos mentales como orgánicos para relacionarlo luego con el
aumento del consumo de psicofármacos.
- Aunque señala que su terapia solo es para problemas
relacionados con los valores, la ética, la identidad o las preguntas por
la existencia, su constante cuestionamiento a profesionales de la salud
mental puede llevar a que personas con condiciones más complejas (como las
psicosis o las adicciones) no recurran a ellos pensando que lo pueden
trabajar solo con filosofía.
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