La Salud Mental en Latinoamérica (para publicarse como post)


    En Latinoamérica, al igual que en otras regiones del planeta, aún existe un  fuerte estigma en torno a la Salud Mental. Presentar una condición de salud mental o una patología psíquica/neurológica, así como consultar a una disciplina PSI (psicología, psiquiatría, psicoanálisis, psicoterapia) todavía es asociado por muchas personas con “estar loco”, “ser débil o sin fuerza de voluntad” o “estar fingiendo para no trabajar”.

    Veamos algunos datos estadísticos de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y de la Organización Mundial de la Salud (OMS):


  •  100 mil personas mueren cada año por suicidio en el continente americano.
  • La depresión es una de las principales condiciones de salud mental, siendo más común en las mujeres (la presentan entre un 20-40% de las mismas en países en vías de desarrollo).
  • Entre un 6,5 y un 8,5% de las personas adultas mayores del continente padecen algún tipo de Demencia (Alzheimer, Parkinson) y se proyecta que este porcentaje se duplicará en 20 años.
  • Aunque las condiciones psíquicas y neurológicas representan entre un 12 a 15% de la carga global de enfermedades, el presupuesto de Salud Mental oscila entre un 2-3% del presupuesto total de salud (en algunos países solo es del 0,5%), destinándose alrededor del 60% a Manicomios u Hospitales Monovalentes en lugar de a la prevención, atención y rehabilitación en la comunidad.
  • Junto con la ansiedad y la depresión, el consumo problemático de sustancias es algo que va en aumento.
  • Muchos países de la región no cuentan con una Ley de Salud Mental o un Área o Agencia específica.

     Esta falta de presupuesto, de políticas específicas y de atención temprana de las condiciones o patologías relacionadas con la salud mental repercute no solo en las personas que las presentan y sus familiares, sino también en toda la sociedad.

   Una persona que no recibe la ayuda o acompañamiento necesarios para tratar sus condiciones de salud mental tiene más probabilidades de que se agrave su cuadro, sufra otras enfermedades físicas o psíquicas, padezca lesiones graves, quede en condición de discapacidad o tenga una muerte prematura.

   Muchas de estas condiciones, si no son tratadas, generan imposibilidad de trabajar, lo que repercute en la economía de la persona que la presenta y de su grupo familiar, aumentando el riesgo de caer en la pobreza y de no poder acceder a una alimentación saludable, a la educación, la vivienda o la seguridad social.

   Las ausencias laborales generan pérdidas económicas que repercuten en la economía local y nacional.

   La ausencia de prevención y atención temprana provoca consecuencias cuyo tratamiento resulta más oneroso para el presupuesto de Salud Mental, ya de por sí insuficiente.

   Algunas medidas que se pueden tomar al respecto:

 

Aumento del presupuesto de Salud en general y de Salud Mental en particular teniendo en cuenta el porcentaje que ocupan las patologías psíquicas y neurológicas en el promedio total.

  • Aprobar Leyes específicas de Salud Mental, patologías poco frecuentes, prevención del suicidio, acceso a medicación o cualquier otra que sea necesaria, participando en la redacción de las mismas profesionales, pacientes, familiares y organizaciones que trabajan en el tema.
  • Crear Agencias de Salud Mental con un presupuesto independiente y adecuado a sus necesidades.
  • Avanzar en políticas de desmanicomialización, que no consideren la internación como única alternativa sino que ofrezcan dispositivos psico-sociales, laborales o educativos que permitan la atención en la comunidad.
  • Trabajar en la prevención de las patologías de salud mental y en la detección temprana.
  • Educar a la población en la importancia de cuidar la salud mental como parte de la salud general.
  • Fomentar estilos de vida saludables.
  • Mejorar la calidad educativa de las carreras relacionadas con la salud mental y ofrecer capacitación en el tema a los agentes sanitarios, trabajadores/as sociales y personal que se desempeña en educación.
  • Incluir a las personas que presentan condiciones de salud mental en todas las medidas que se tomen al respecto, haciendo suya la consigna que en el siglo pasado popularizaron los Movimientos de Vida Independiente de Personas con Discapacidad: “Nada para nosotros, sin nosotros”.


Este artículo fue publicado en forma de post para el Mental Brain Power, de Barcelona. También en mi Instragram.

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