Ghosting: el fantasma de nuestros tiempos

 

   Desde que existen los Servicios Postales modernos que las personas mantienen vínculos a distancia mediante correspondencia. Los amigos por carta o pen friend son una imagen recurrente en las producciones artísticas. Mucho de lo que sabemos de la vida de personalidades famosas es gracias a las cartas que enviaban a allegados distantes. Pero fue a fines del siglo XX, con el desarrollo de las tecnologías informáticas y la popularización del Internet, que los seres humanos empezaron a tener vínculos más estrechos con personas que se encontraban en lugares lejanos y -en muchos casos- que nunca llegarían a conocer personalmente. Incluso se han llegado a concretar relaciones amorosas e intercambios sexuales por medios digitales.

   Con esto hizo su aparición una práctica conocida como Ghosting, vocablo inglés que fue recogido por el Diccionario Collins en 2015. Literalmente significa “desvanecerse” o “volverse un fantasma”, y consiste en terminar una relación o vínculo desapareciendo sin dejar rastro y sin dar ninguna explicación. Aunque no es exclusivo de las relaciones virtuales, en estas se vuelve más común debido a la ausencia de una coincidencia geográfica. Quien la practica deja de contestar los correos electrónicos, llamados, mensajes de texto o chats (“clava el visto”), además de bloquear el contacto o dejar de seguir en las redes sociales.

   Se diferencia del Beching, porque en este caso la persona desaparece por un tiempo para luego retomar el vínculo como antes. En el Ghosting no se regresa jamás, dejando a la otra parte con la angustia de no saber que pasó (incluso ignorando si su contacto sigue con vida) y sin la posibilidad de dar un correcto cierre a la relación. Tampoco es Ghosting si el vínculo fue provisorio y sin mucha implicación emocional.

   No se trata solo de una falta de respeto y de un acto de cobardía, sino que también es un atentado a la salud mental de la que persona a quién se le practica. Sin las certezas de lo que sucedió, no es posible realizar correctamente el duelo por el fin de la relación. Aunque sientas que la relación llegó a su fin, siempre hay un margen de incertidumbre: ¿regresará alguna vez? ¿y si en vez de terminar conmigo está en una situación en que no se puede comunicar? ¿estará sufriendo? ¿habrá perdido mi contacto?

   A quienes se les ha practicado Ghosting tienen problemas para relacionarse posteriormente por dos motivos: 1) porque no saben si la persona que terminó con ellas va a regresar, por lo que no establecen relaciones profundas con nuevos contactos; y 2) porque temen que les vuelva a ocurrir lo mismo.

   Los síntomas que suele presentar una persona a la que se le ha practicado Ghosting son los siguientes: depresión, ansiedad, problemas para dormir, pensamientos recurrentes, baja autoestima y sentimientos de culpa por pensarse responsables de la situación.

   Por otro lado, quienes practican el Ghosting no son -en su mayoría- psicópatas o narcisistas que buscan el sufrimiento o castigar a su contacto. Se trata, en cambio, de personas con incapacidad para manejar situaciones conflictivas que optan por la huida, lo que les traerá luego sentimientos de culpa y vergüenza por su comportamiento.

   Con una educación que enseñe a relacionarse de manera saludable las personas que lo practican –excepto los psicópatas y narcisistas- serán conscientes de la necesidad de dar un espacio de diálogo antes de finalizar, y quienes la sufrieron comprenderán que esa relación no tendrá el final esperado y podrán establecer nuevos vínculos basados en una correcta comunicación.


Publicado en revista cultural Cocoliche, N° 141, abril de 2022.

Comentarios

  1. En la era de la comunicación, lo que menos sabemos hacer es entablar un diálogo. Estamos bien jodidos.

    Saludos,
    J.

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