El Misterio del Tercer Hombre

 


   En 1914 -mientras en Europa comenzaba la Guerra Mundial- el marino, explorador y escritor irlandés Ernest Shakleton partió en el buque Endurance para liderar la Misión Imperial Trasantártica del Almirantazgo británico que tenía como objetivo alcanzar el Polo Sur. El viaje no estaría exento de inconvenientes y cuando la nave partió de las Islas Georgias del Sur quedó entrampada en una banquina de hielo. Decidieron convertirla entonces en una Estación Invernal, pero cuando el agua comenzó a entrarle -que terminaría por hundirla- optaron por seguir caminando por el hielo y teniendo que nadar incluso en agua helada, hasta alcanzar la Isla Elefante a 550 km. tras 497 días de marcha.

   Lo curioso de este caso es que Shackleton escribió en su libro South (1919) que -en un momento- un hombre que no pertenecía a la expedición los estuvo guiando y dando aliento, para desaparecer cuando alcanzaron tierra firme. El escritor T.S. Elliot escribió sobre esto un poema titulado “The Waste Land”, en donde se encuentran los siguientes versos: “¿Quién es el tercero que siempre camina a tu lado? /Cuando cuento, estamos solo tú y yo juntos/ Pero cuando miro delante del camino blanco /Siempre hay otro que marcha a tu lado”. Este poema dio nombre a lo que el alpinista británico H.W. Tilman llamaría en 1949 -al vivir una situación similar-: Third Man Syndrome.

   El Tercer Hombre se refiere a la sensación que se tiene, en condiciones extremas de estrés, soledad o peligro para la vida, de que una entidad o figura se encuentra presente para dar alivio, guía o motivación. Aunque los alpinistas, exploradores y náufragos parecen ser más propensos, también se ha registrado en personas que han quedado atrapadas durante desastres o accidentes, víctimas de secuestros, soldados en el campo de batalla o prisioneros de guerra.

   Una explicación a esta condición apela a la acción de los mecanismos de defensa ante situaciones extremas como forma de reducir la ansiedad. Desde la Teoría del Apego, del psicoanalista vincular John Bowlby, se sostiene que las relaciones humanas están enraizadas en la necesidad de contar con una “base segura” (los vínculos primarios) para salir a explorar el mundo, por lo que en situaciones de crisis en donde no hay alguien para acompañarnos, se crea una figura de apoyo. Esto es diferente a las alucinaciones psicóticas, ya que no es una estructura permanente sino una respuesta a las necesidades del momento.

   Otra explicación se basa en la búsqueda de significado a la situación que se está viviendo, por lo que el “tercer hombre” podría ser visto como alguien que nos ayuda a encontrar el sentido a esa experiencia a fin de brindarnos consuelo y actuar como protección ante el trauma. La “droga por excelencia del significado” de la que hablaba Friedrich Nietzsche, en donde para el ser humano ninguna situación puede pasar sin que tenga un sentido.

   Desde la Psicología Cognitiva se la asocia a reestructuraciones o distorsiones del procesamiento de la información por pensamientos negativos en momentos de crisis y soledad. El hambre y la falta de oxígeno en el cerebro pueden predisponer a alucinaciones, pero no explican porqué la figura es amistosa en lugar de hostil.

   Las personas religiosas o creyentes en lo paranormal lo atribuyen a la presencia de ángeles guardianes, maestros o guías espirituales, fantasmas o extraterrestres que intervienen para salvar a algunas personas de situaciones en donde peligra su integridad.

   Como ya mencionamos, el Síndrome del Tercer Hombre no debe ser considerado un trastorno psíquico, pese a que el concepto de “síndrome” pueda prestarse a confusión. Se trata más bien de una experiencia subjetiva de búsqueda de apoyo y consuelo frente a situaciones potencialmente traumáticas. También podemos preguntarnos a quién representa esa persona que aparece a consolar en momentos de desasosiego. Podemos aventurar que representa a un cuidador primario -para usar la terminología de Bowlby-, acaso encarnando las figuras paternas que protegen y nutren con afecto, así como alguna persona significativa en la vida. Si se trata de alguien fallecido o que ya no forma parte de nuestra vida, sería un intento de mantenerla cerca de nosotros como una voz interior que nos acompaña cuando la necesitamos (como la foto de su esposa fallecida con la que habla el protagonista de Sostiene Pereira de Antonio Tabucchi).

   En la ficción, esta figura aparece en reiteradas oportunidades. A modo de ejemplo, en el capítulo “Grace Under Pressure” (serie Stargate Atlantis, T.2 E.14 ), el doctor Mc Kay queda atrapado en una nave en el fondo de un mar alienígena y alucina a su amada coronel Samantha Carter, que le ayuda con técnicas de supervivencia hasta ser rescatado.

   El Síndrome del Tercer Hombre nos llama entonces a reflexionar sobre la importancia que los seres humanos le atribuimos a las conexiones emocionales y los vínculos de apego con otras personas. Ante la “pandemia de soledad” que se vive en estos tiempos, que ha llevado incluso a países como Gran Bretaña y Japón a crear sendos “Ministerios de la Soledad” para atender esta cuestión de salud pública: ¿tendremos en los próximos años más casos de este tipo en personas solitarias? ¿las Inteligencias Artificiales con las que muchos conversan para paliar su soledad pueden convertirse en formas del Tercer Hombre? ¿se trata acaso de una actualización de los amigos imaginarios de la infancia?

   Preguntas que exceden este tema para abordar las cuestiones mas profundas de este animal social que es el ser humano.


Publicado en revista cultural Cocoliche, Santa Rosa, N° 180, julio 2025. La imagen que ilustra esta entrada fue realizada por Llama 4 de Meta IA. 

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