Teoría de los Conjuntos: en defensa de las matemáticas “subversivas”
En la primera mitad del siglo XX se produjo
una revolución en las Matemáticas a partir del surgimiento y expansión de la
Teoría de los Conjuntos, la Topología, la Lógica, la Probabilidad, las Matrices
y el Álgebra Lineal, que constituirían las llamadas “Matemáticas Modernas”. Por
otro lado, la Unión de las Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) había
lanzado el primer satélite artificial -el Sputnik- en 1957 y superaba a los
Estados Unidos en la carrera espacial.
Estos cambios llevaron a que varios
matemáticos del mundo capitalista comenzaran a organizar congresos en los que
se planteó una reforma de la enseñanza de la disciplina que superara los
cuadernillos clásicos que ya se encontraban desactualizados –algunos tenían
varios siglos-. La nueva forma de enseñanza que se aplicó pasaba de un sistema
aritmético-calculista a una versión más abstracta que permitiera mejorar las
capacidades de razonamiento e inducción lógica, siendo la Teoría de los
Conjuntos la que lideraría este proceso.
Un Conjunto es una agrupación de diferentes
elementos que comparten entre sí características y propiedades semejantes. Así
podemos crear un conjunto que incluya “Animales de Compañía” y otro de
“Animales Salvajes”, que a su vez se podrían agrupar en conjuntos mayores de
“Animales” o “Seres Vivos”, o entrecruzarse ambos grupos. Los conjuntos se
ilustran en un Diagrama de Venn. El padre de la Teoría de los Conjuntos fue el
matemático ruso Georg Cantor (1845-1918), quién definió a los conjuntos como la
colección de números finitos e infinitos. Aunque su descubrimiento no fue bien
tomado a finales del siglo XIX, formaría parte de las nuevas corrientes que
revolucionaron las matemáticas en el siglo siguiente, siendo continuado por
celebridades como Gottlob Frege, Bertrand Russell, Ernst Zemelo y Abraham
Fraenkel.
En la vida cotidiana la Teoría de los
Conjuntos nos permite representar, recopilar y analizar datos comparables, lo
que nos ayuda a tomar decisiones al respecto. Por eso es tan importante en
disciplinas como la física, la ingeniería, la carrera espacial, la economía, la
informática o la defensa nacional.
En Argentina, las Matemáticas Modernas se
incorporaron en la década de 1950 y para 1960 la Teoría de Conjuntos se
enseñaba en todos los planes de estudio. Pero desde sus comienzos, estas
matemáticas comenzaron a ser cuestionadas por sectores conservadores que, al
grito de “¡Abajo Euclides!”,
sostenían que las mismas podían ser utilizadas al servicio de ideologías
revolucionarias.
El golpe de estado del 24 de marzo de 1976
instauró una Dictadura Cívico-Militar que impuso un fuerte autoritarismo en
todos los niveles de la vida nacional. En 1978 se difundió, en una reunión de
profesores de matemáticas celebrada en Vaquería (Provincia de Córdoba), el
folleto Las Matemáticas y la realidad
del científico militar español Julio Garrido, en donde se podía leer que “el lenguaje matemático actual incluye
vocablos de neto corte marxista”. Además sostenía que estas matemática se
basaban en axiomas que se podían cambiar, dando lugar a la penetración
subversiva. No era casualidad –para esta forma de pensamiento reaccionaria e ignorante-,
que quienes introdujeron estas corrientes eran los sectores intelectuales más
innovadores, que habían sido cesanteados, exiliados o desaparecidos por el
“terrorismo de Estado”.
Por este motivo, el Ministro de Educación y
Cultura Juan Rafael Llerena Amadeo, con apoyo de todo el Gabinete, prohibió la
enseñanza de las matemáticas modernas por considerarlas “subversivas del orden nacional” que el régimen quería imponer. Esto
fue cuestionado tanto al interior del país por intelectuales críticos como el
matemático y filósofo Gregorio Klimovsky –uno de los impulsores de la teoría de
los conjuntos-, como por medios extranjeros que hacían burla de tan absurda
medida.
Tras la caída de la dictadura y la
restauración democrática de 1983, la Teoría de los Conjuntos volvió a ser
enseñada en las aulas, como recordamos quienes hicimos la Educación Primaria en
la década de 1990. Pero para estos años se darían una serie de cambios a nivel
nacional, ya que el gobierno del peronista Carlos Saúl Menem (1989-1999)
implementó políticas de corte plenamente monetaristas y ultraliberales. Las
matemáticas modernas no fueron prohibidas acusadas de “subversivas”, pero su
enseñanza comenzó a ser abandonada lentamente.
Recordemos que los conjuntos nos ayudan a
ordenar una enorme cantidad de datos a fin de tener una noción de la totalidad
para tomar decisiones. Entre otras cosas, nos ayudan a planificar políticas
sociales y al desarrollo de la industria nacional, algo que no iba en sintonía
con un gobierno que estaba desmantelando el Estado de Bienestar y destruyendo
la industria nacional con políticas de libre mercado a favor de las potencias
imperialistas.
Hoy es muy extraño encontrar una escuela
argentina en donde todavía se enseñen los conjuntos. Los agentes educativos que
celebran esto porque “eran aburridos y
difíciles”, acaso ignoran la importancia que tienen para el desarrollo
científico-tecnológico, la economía y las políticas sociales del país, y a
quién beneficia esta ignorancia. Por eso venga este pequeño artículo en defensa
de las “matemáticas subversivas”, así como de todo conocimiento que contribuya
al bienestar y la liberación de los pueblos.
Publicado en revista cultural Cocoliche, N° 172, noviembre de 2024.
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