La traición italiana de Napoleón III (artículo histórico)


   Luis Napoleón Bonaparte asumió como presidente de la II República Francesa instaurada tras la Revolución de 1848 que derrocó al rey Luis Felipe de Orleans. Pero para el sobrino del antiguo emperador Napoleón I no eran suficientes cuatro años de gobierno sin posibilidad de reelección, por lo que en 1852 –mediante un golpe de estado y posterior plebiscito- se hizo nombrar Emperador de Francia bajo el nombre de Napoleón III –ya que su primo el rey de Roma había sido llamado Napoleón II-.

   El 14 de enero de 1858 el emperador y su esposa, la condesa española Eugenia de Montijo, se dirigían al viejo Teatro de la Opera cuando tres bombas de fabricación casera detonaron causando una tremenda explosión. El atentado provocó ocho muertos y más de 150 heridos. La pareja real logró salir ilesa del carruaje, que quedó volcado de lado, y minutos después fueron ovacionados por la multitud cuando se presentaron en su palco del teatro.

   El autor del atentado fue identificado como Felice Orsini, miembro de una destacada familia romana y militante por la unificación italiana. Exiliado en Inglaterra, inventó el artefacto explosivo que fue conocido como “Bomba Orsini” y el armero Joseph Taylor fue el encargado de su construcción. De forma esférica, presentaba un mecanismo novedoso ya que en lugar de detonar por una espoleta o cronómetro, lo hacía por contacto mediante unos resaltes de fulminato de mercurio que rodean la bomba y explotan por impacto. El artefacto fue probado en las canteras de Sheffield y Devonshire con el consentimiento del radical francés Simon Bernard, antes de ser enviado a Paris. Durante el siglo XIX sería utilizada por los movimientos anarquistas, radicales y sufragistas.

   El Congreso de Viena, que en 1815 delineó el mapa de Europa tras la derrota de Napoleón Bonaparte, había dividido la Península Itálica en siete Estados. En el norte el Reino de Lombardía-Venecia, los ducados de Parma y Módena, y el Gran Ducado de la Toscana, todos ellos bajo dependencia austríaca. En el centro los Estados Pontificios, con capital en Roma, que durante el gobierno de Pio IX habían propuesto un plan de unificación. En el sur el Reino de las Dos Sicilias, gobernado por la familia Borbón. Por último, el Reino de Piamonte-Cerdeña, gobernado por la familia Saboya.

   En el juicio, Orsini declaró que Napoleón III era un antiguo carbonario –sociedad secreta por la unificación italiana- que traicionó la causa al intervenir militarmente en Roma en 1849, por lo que Italia no podría ser libre hasta que no pereciera el emperador francés. Hubo manifestaciones a favor del acusado en varios lugares de Francia.

   El 11 de febrero Orsini escribió una carta en donde realizaba un pedido al emperador: “Recuerde Vuestra Majestad que los italianos, entre los que se encontraba mi padre, derramaron por doquier su sangre con alegría por Napoleón el Grande, allá donde él quiso conducirlos; recuerde que fueron leales hasta el final; recuerde que mientras Italia no sea independiente, la tranquilidad de Europa y de Vuestra Majestad será tan solo una quimera; no rechace Vuestra Majestad el deseo supremo de un patriota a punto de subir los escalones del patíbulo; libere a mi país y las bendiciones de 25 millones de ciudadanos le seguirán a la posteridad”.

   El autor del atentado fue ejecutado el 13 de marzo de 1858. Ese mismo día su carta se publicó en un periódico italiano bajo iniciativa de Napoleón III y del Primer Ministro de Piamonte-Cerdeña, conde Camillo Benso de Cavour.

   En julio de ese año el Conde de Cavour ingresó a Francia con un pasaporte falso para entrevistarse con Napoleón III en el balneario de Plombiéres-les-bains. La reunión tuvo un carácter secreto y no se consignó nada por escrito. Verbalmente se acordó una alianza para expulsar a Austria del norte de Italia y la resolución de la cuestión itálica no mediante la creación de un Estado unificado sino de una Federación teóricamente gobernada por la Santa Sede, aunque en la práctica sería un Protectorado francés. A cambio de provocar la guerra, el Piamonte aumentaría su territorio a costa de sus vecinos y Francia ocuparía Niza y Saboya.

   Cavour se consideraba seguidor de las ideas del filósofo florentino Niccolò Maquiavelo, aunque también de Alexis de Tocqueville –a quién llegó a conocer-, William Pitt, George Canning y los liberales británicos. Miembro de una familia aristocrática piamontesa, fue Oficial de Ingenieros del Ejército y administrador de las haciendas familiares antes de vincularse al Movimiento Liberal italiano. Participó en las fallidas revoluciones de 1848, ocupó su primer cargo de gobierno en 1850 y asumió como Primer Ministro en 1852. Partidario de una monarquía parlamentaria, prestó ayuda al rey Víctor Manuel II de Saboya –pese a la antipatía personal que le profesaba-, respetó las libertades políticas y apoyó a los movimientos de unificación italiana.

   En 1855, bajo iniciativa de Cavour, Piamonte-Cerdeña participó en la Guerra de Crimea del lado de Gran Bretaña y Francia. Tras la entrevista de Plombiéres-les-bains reforzó el Ejército y la Armada sardo-piamontesa, impulsó el comercio y la industria a partir de la ampliación de la red ferroviaria, y se propuso provocar a Austria a través de la instalación de sedes de la Unión Nacional Italiana –anticlerical y republicana-. En abril de 1859 Austria exigió el desarme del pequeño reino, a lo que Cavour se opuso. Dos días después 120 mil efectivos austríacos comandados por el general Ferencz von Gyulai penetraron en el norte de Italia.

   Napoleón III, que había provocado previamente al embajador austríaco en una recepción en las Tullerías, se puso al frente de las tropas francesas y partió con 130 mil hombres hacia Italia. El uso del ferrocarril permitió una mayor movilización de tropas. La Alianza francesa-sardo-piamontesa conquistó el territorio de Lombardía en poco tiempo y marchó hacia la sitiada ciudad de Venecia. En la Batalla de Magenta (4 de junio) las tropas austriacas se retiraron hacia la retaguardia y luego fueron derrotadas en la Batalla de Solferino (24 de junio).

   El suizo Henri Dunant, que fue testigo de la situación de abandono en la que quedaron los combatientes de ambos bandos, decidió crear una asociación de ayuda humanitaria: la Cruz Roja Internacional.

   En los ducados de Toscana y Modena –gobernados por la dinastía austríaca de los Habsburgo- se produjeron levantamientos populares que derrocaron a los gobernantes cómplices de los invasores.

   El 11 de julio de 1859 el emperador austríaco Franz Joseph y el francés Napoleón III se entrevistaron en Villafranca para establecer el Tratado mediante el cual se dividía el reino de Lombardía-Venecia, quedando Lombardía en manos de Francia –que la cedería al Piamonte- y la región de Veneto seguiría siendo dominio austríaco. Además se acordaba restaurar en sus cargos a los duques de Toscana y Modena, expulsados por el pueblo.

   Este acuerdo, ratificado cuatro meses después por la Paz de Zurich, representaba una traición a los acuerdos de Plombiéres-les-bains y a la lucha de los pueblos italianos por la unificación nacional y la expulsión de los invasores austríacos. Solo el reino de Piamonte-Cerdeña había obtenido beneficios al ampliar su territorio, pero el resto de la península seguía sin lograr sus objetivos. Austria siguió ocupando el norte de Italia, como lo venía haciendo desde el Congreso de Viena (1815). Después de una entrevista con el rey Víctor Manuel II, el ministro Cavour presentó su renuncia poniendo fin a su carrera política.

   Se ha querido justificar el accionar de Napoleón III en el hecho de que Prusia estaba movilizando tropas hacia el Rin, por lo que Francia debía acordar un armisticio con Austria para ir a defender sus fronteras de esta nueva amenaza. También el hecho de que los católicos franceses no aceptarían que los Estados Pontificios dejaran de ser independientes para incorporarse a una Italia unificada –como de hecho sucedería luego en 1870 y permanecería así hasta que el Tratado de Letrán de 1929 reconociera la independencia del Vaticano con un territorio mucho menor-.

   Pero para los liberales y patriotas de la Península Itálica el accionar del emperador Napoleón III no tenía justificación alguna. Era lisa y llanamente una traición a su lucha y los acuerdos concertados. La unificación italiana vendría por otros medios.


Bibliografía:

  • Bianchi, Susana; (2009)Historia Social del Mundo Occidental: del feudalismo a la sociedad contemporánea, Bernal, Editorial de la Universidad Nacional de Quilmes.

  • Enciclopaedia Britannica, www.britannica.com, artículos: “Austro-French Piedemontese War”, “Battle of Magenta”, “Battle of Solferino” y “Napoleón III”.

  • Grimberg, Carl; (1995)Historia Universal, tomos 43: La Europa Napoleónica, 44: El liberalismo y 45: La Época Victoriana, Lord Cochrane, Sociedad Comercial y Editora Santiago Ltda (para la Colección Biblioteca de Oro del Estudiante).

  • Oña, Pedro; (2016) “El atentado contra Napoleón III”, Blog de Historia del Mundo contemporáneo, https://blogdelaclasedehistoria.blogspot.com/2016/04/el-atentado-de-orsini-contra-napoleon.html, 22 de abril.

  • Ruiza, M., Fernández, T. y Tamaro, E.; (2004) “Biografía de Felice Orsini”, Biografías y Vidas: la enciclopedia biográfica en línea, https://www.biografiasyvidas.com/biografia/o/orsini_felice.htm.


Una versión resumida de este artículo fue publicado en Boletín de la Revista de Historia, www.revistadehistoria.es, del 12 de noviembre de 2020. Una versión completa se publicó posteriormente en La Quinta Pata, http://la5tapata.net/la-traicion-italiana-de-napoleon-iii/, del 8 de noviembre de 2020.

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