El comandante Andresito y el proyecto artiguista (artículo histórico)


   Se desconocen muchos hechos de la vida del comandante guaraní “Andresito”, desde su lugar de nacimiento hasta el momento de su muerte, pasando por la forma correcta de escribir su apellido. En la mayoría de los textos aparece mencionado como Andrés Guacurarí, pero el especialista en idioma guaraní Juan Ramón Fariña señala que su apellido es Guasurarí o Guazurarí que significa “venado arisco”. Este investigador cree que el error puede tener su origen en escritos en donde se utilizaba la “ç” (“c” con cedilla) que no existe en el alfabeto español, pero que en portugués se pronuncia como zeta1.

   Según algunas versiones, nació en Sao Borja, estado brasileño de Río Grande do Sul, mientras que para otras fue en Santo Tomé, provincia argentina de Misiones, el 30 de noviembre de 1778, unos meses después que su vecino José de San Martín. Su infancia transcurrió en Santo Tomé, donde aprendió a leer, escribir y ejecutar instrumentos musicales. Para Abad de Santillán, habría conocido al revolucionario José Gervasio Artigas en 1811, quién quedó “impresionado por su viveza y el prestigio que disfrutaba entre los misioneros2. Como Andresito había perdido a sus padres, el “Protector de los Pueblos Libres” asumió una función paterna, por lo que algunas veces aparece mencionado como Andrés Artigas. En 1815 fue nombrado Comandante General de la Provincia de Misiones, cargo equivalente a Gobernador.

   La primera misión del “comandante Andresito” -como comenzó a ser llamado- fue recuperar los pueblos misioneros ocupados por el Paraguay, que tras la Revolución de Mayo de 1810 se había separado del Virreynato del Río de La Plata declarándose independiente tanto de España como de la nueva administración. Con un ejército de 500 pobladores originarios armados con lo que tenían a mano pero con un gran reconocimiento del territorio, logró recuperar en poco tiempo los pueblos de Candelaria, Santa Ana, San Ignacio, Loreto y Corpus.

   Como gobernador hizo suya la máxima de Artigas de que “los más infelices serán los más privilegiados”: abolió la servidumbre, repartió la tierra entre quienes la habían perdido durante la conquista, se eliminaron todos los emblemas del colonialismo español, y recobraron su vigor los Cabildos Indígenas que tenían como función central fomentar la producción de yerba mate (la bebida más popular en el Cono Sur de América), la fabricación de pólvora para la lucha independentista y la instalación de hornos de fundición de metales3.

   En 1816 se produjo la invasión portuguesa a la provincia de la Banda Oriental (actual Uruguay). 30 mil soldados veteranos de las guerras napoleónicas, equipados con el mejor armamento de la época y asesorados por el inglés William Carr Beresford -que participó en la invasión británica a Buenos Aires en 1806- se lanzaron con el objetivo de poner fin al proyecto democrático y popular que representaba Artigas. Este líder había llevado a cabo la primera Revolución Agraria de América Latina. El Código Agrario de 1815 (“tierra libre, hombres libres”) estaba influida por las ideas de Campomanes y Jovellanos en el ciclo reformista de Carlos III, y decretaba la expropiación sin indemnización de las tierras de los “malos europeos y peores americanos”, enemigos de Revolución y de la independencia, para ser repartidas bajo el principio de “los más infelices serán los más privilegiados”. Los hijos de los terratenientes contrarevolucionarios eran respetados y se les ofrecía lo mismo que a los patriotas pobres. Esto generó la oposición no solo de los colonialistas españoles y portugueses, sino también de las elites de Buenos Aires, que temían que la Revolución cayera en manos de las clases populares4.

   A esto se suma que entre 1810 y 1820 la Revolución se enfrentó con dos grandes cuestiones: la Guerra de Independencia contra España, y la oposición entre la tendencia centralista de Buenos Aires y el autogobierno de los demás territorios. Un ejemplo de la segunda postura es el Proyecto de Artigas, quién organizó la “Liga de los Pueblos Libres” que nucleaba a las provincias de la Banda Oriental, Santa Fe, Corrientes, Entre Ríos, Misiones y –por poco tiempo- Córdoba. Este líder era partidario de la lucha antirealista en una época en que el gobierno porteño trataba de negociar el retorno de las autoridades españolas. Cuándo se produjo la invasión portuguesa, Buenos Aires firmó un armisticio entregando a la Banda Oriental5.

   El 12 de septiembre de 1816 Andresito al mando de 1000 soldados divididos en varios pelotones cruzó el Río Uruguay para enfrentar a los invasores. Triunfó en San Juan Viejo y Rincón de la Cruz, y avanzó hasta Sao Borja para sitiarla el 21 de septiembre. Por entonces su ejército había llegado a sumar 2500 originarios. Su negativa a atacar la ciudad, en la que acaso había nacido, por miedo a dañar a la población civil dio a las fuerzas portuguesas la posibilidad de rearmarse y recibir refuerzos con los que lo derrotaron6.

   El papel de los pueblos originarios (guaraníes, charrúas, abipones, guaycurúes) estuvo presente desde un primer momento en el proyecto artiguista. Fueron parte del reparto de tierras e integraron su ejército con el que luchó en contra de españoles, portugueses y porteños. Las cartas entre Artigas y Guasurarí son una muestra, no solo de su relación personal, sino de los contenidos políticos específicos y de la modalidad con que Andresito condujo a los indígenas del noreste argentino entre 1815 y 1819. En una de ellas el caudillo oriental instruía a Andresito: “usted no deje de alumbrar a esos naturales para que conduzcan sus maderas, algodón, yerba y tabaco por el Uruguay a este destino. Así abrimos el comercio7. Al mismo tiempo enfatizaba la necesidad de que cada provincia realizara los esfuerzos necesarios para no depender de la ayuda del Protector en momentos cada vez más difíciles para la Liga.

   En 1817 los portugueses pasaron a la ofensiva al mando del brigadier Faransisco das Chagas Santos e invadieron al oeste del Río Uruguay. Su derrota en Tiraparé el 19 de enero de 1817 les dio tiempo a las tropas de Andresito para replegarse a la Cruz -posteriormente invadida- y Yapeyú -ciudad natal de San Martín-. Ambos pueblos terminaron arrasados igual que tantos otros, y Chagas ordenó talar los bosques y destruir las cosechas. Pero el comandante guaraní y sus soldados lanzaron una contraofensiva que los llevó a recuperar la mitad de la provincia y derrotar a los portugueses en Apóstoles el 2 de julio.

   Tras esto, Artigas le pidió marchar sobre Corrientes para reponer en su puesto al gobernador aliado Juan Bautista Méndez, derrocado por un golpe realizado por José Francisco Vedoya con apoyo de Buenos Aires. Vedoya había cometido numerosas masacres contra poblados indígenas de la provincia que quedaron documentadas. Gracias a la ayuda del marino irlandés Campbell, que había sido nombrado Comandante de la Armada Federal, pudo tomar la capital de Corrientes. Su entrada en la ciudad generó temor entre los terratenientes locales, herederos de las encomiendas españolas, que temían represalias de “ese indio”. Sin embargo fue una entrada pacífica sin atacar los domicilios particulares. Cuándo los terratenientes se negaron a liberar a niños originarios que estaban sometidos a la servidumbre, Andresito se apropió de sus hijos y luego los devolvió para darles una lección de lo que sentían las madres indígenas a las que les habían arrebatado a sus hijos. A continuación los invitó a una obra de teatro que iba a ser representaba por guaraníes. Los terratenientes no asistieron, por lo que al día siguiente los obligó a trabajar por primera vez en su vida limpiando la Plaza central.

   De regreso a Misiones y, contra todo pronóstico, derrotó a Chagas Santos en San Nicolás obligándolo a replegarse a Palmeiras, en Brasil.

   Como vimos, el colonialismo español y portugués no eran los únicos enemigos de los “Pueblos Libres”. En medio del enfrentamiento entre centralistas porteños y federalistas, se produjo la invasión a Santa Fe. El 6 de diciembre de 1818 el almirante Campbell sorprendió a los buques del capitán francés Ángel Hubac, jefe naval del Directorio porteño, bloqueando el puerto de Santa Fe. La escuadra se retiró aguas abajo, pero en represalia el 29 de enero de 1819 el general Juan Ramón González Balcarce incendió la Villa del Rosario (actual ciudad santafesina de Rosario) salvándose solo la Iglesia. El 5 de febrero Balcarce fue atacado por fuerzas de Campbell, tropas del gobernador santafesino Estanislao López, negros liberados de la esclavitud, y un ejército de guaraníes y guaycurúes comandados por Andresito que lo obligaron a replegarse hasta Buenos Aires8. Se puso fin de este modo a un nuevo ataque contra la “Liga de los Pueblos Libres”.

   A partir de aquí se desconoce la historia de Andresito. Se sabe que marchó a luchar junto a Artigas, pero fue capturado por una patrulla portuguesa cuándo intentaba cruzar el Río Uruguay. Junto a sus hombres fue llevado caminando hasta Porto Alegre y luego a la prisión de La Lague. Fue liberado en abril de 1821, pero encarcelado nuevamente tras una riña callejera. Se desconoce la fecha y circunstancias de su muerte, así como el lugar donde se encuentran sus restos9. Podemos considerar a Andresito uno de los primeros desaparecidos de nuestra historia.

   Mientras tanto, Artigas sería derrotado en 1820 y marcharía al exilio en Paraguay, donde moriría silenciado y en la pobreza. Diez años después se aprobó el proyecto británico de convertir a la Banda Oriental en un país independiente -el Uruguay- que serviría de “Estado tapón” para evitar conflictos entre el Río de La Plata y Brasil (que se había independizado de Portugal en 1822). Las elites y el colonialismo liquidaron de este modo el proyecto artiguista de creación de una patria grande latinoamericana, unida, libre, democrática y plural, por la que Andresito había luchado.


Bibliografía:


2 Abad de Santillán, Diego (ed.); Gran Enciclopedia Argentina, tomo I, Buenos Aires, EDIAR, 1956, p. 194.

3 Pigna, Felipe; “Andresito, nuestro indio gobernador”, Clarín, https://www.clarin.com/viva/columnistas_viva-felipe_pigna-haciendo_historia_0_HkfxT06uvmx.html, 27 de enero de 2016.

4 Galeano, Eduardo; Las venas abiertas de América Latina, Buenos Aires, Catálogos, 20° edición, 2003, pp. 153- 155.

5 Goldman, Noemí; “Crisis Imperial, revolución y guerra (1806- 1820)”, en: Goldman, Noemí (Dir.); Revolución, República, Confederación (1806-1852), Buenos Aires, Sudamericana, 1998 (Nueva Historia Argentina, tomo III), pp. 43- 61.

6 Abad de Santillán, Diego; Historia Argentina, tomo I, Buenos Aires, Tipográfica Editora Argentina, 1965, p. 564-565.

7 Azcuy Ameghino, Eduardo; Historia de Artigas y la Independencia Argentina, Montevideo, Ediciones de la Banda Oriental, 1993, cap. IV.

8 Montenegro, Alfredo; “La olvidada y cobriza flota que defendió Santa Fe”, Redacción Rosario, https://redaccionrosario.com/2017/11/29/la-olvidada-y-cobriza-flota-que-defendio-a-santa-fe/, 29 de noviembre de 2017

9 Pigna, Felipe; “Andresito, nuestro indio gobernador”…, y Montenegro, Alfredo; “La olvidada y cobriza flota…”.


Publicado en Síntesis de la Historia, San Lorenzo (Santa Fé), Nº 42, 10 de noviembre de 2018.

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