Los comienzos de la carrera espacial: la supremacía soviética (artículo)
La llegada del Apolo XI a la Luna el 20 de julio de 1969 representó el triunfo de los Estados Unidos frente a la Unión Soviética en lo que había dado en llamarse la Carrera Espacial. Sin embargo en los diez años anteriores a esta hazaña, el país comunista había tenido una supremacía frente a su rival capitalista en la mayoría de las misiones, lo que obligó a este último a invertir gigantescas cantidades de dinero en su programa espacial con el objetivo de igualarlo y –finalmente- superarlo.
Los orígenes de la Carrera Espacial son inseparables del
final de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945). La Alemania Nazi (1933-1945)
había desarrollado un sofisticado programa de misiles para atacar las
posiciones aliadas. Uno de ellos fue llamado originalmente Aggregat 4 (Conjunto
4) y más tarde rebautizado Vergeltungswaffe 2 (Arma de Venganza 2 o V2). La
toma de Berlín por parte del Ejército Rojo soviético provocó la caída del
régimen fascista alemán. Poco después, las bombas atómicas de Hiroshima y
Nagasaki pusieron fin a la intervención japonesa, dando por finalizada la
contienda.
En 1945, tanto
soviéticos como estadounidenses llevaron adelante operaciones militares con el
propósito de capturar científicos y artefactos de guerra alemanes. Las dos
potencias vencedoras de la Segunda Guerra Mundial no tardarían en romper la
alianza que los unió durante el pasado conflicto y entrar en una confrontación
que daría en llamarse la Guerra Fría
(1947-1991). Aunque las regiones de Peenemûnde (base de desarrollo y prueba de
V2) y la factoría de Mittelwerk, cerca de Nordhausen, quedaría bajo la
ocupación soviética, los militares estadounidenses pudieron hacerse con varios
misiles V2 y piezas para su ensamblaje que trasladaron a su base de
experimentación de White
Sands Proving Ground (hoy White Sands Missile Range) en New México. La Unión
Soviética instaló una base similar en las estepas de KapusttinYar (hoy
Známesk), cerca de Stalingrado (hoy Volgogrado).
En White Sands, junto
al material militar, también fueron trasladados más de 20 científicos e ingenieros
alemanes que trabajarían en el Proyecto Hermes, que tenía como objetivo la
puesta en marcha de un programa de experimentación que perseguía cinco
propósitos fundamentales: 1) ganar experiencia en el manejo y lanzamiento de
misiles; 2) suministrar vehículos para la realización de experimentos
relacionados con el diseño de misiles; 3) suministrar vehículos para la
realización de pruebas de componentes de misiles; 4) obtener datos balísticos;
y 5) diseñar vehículos para la investigación en altas capas de la atmósfera.
Este último punto sería fundamental para el futuro desarrollo de la Carrera
Espacial. Precisamente el 16 de enero de 1946, alrededor de 50 ingenieros y
científicos procedentes de más de una docena de organizaciones se reunieron en
el Navy Research Laboratory (NRL) en Washington (DC) en un encuentro que culminó
con la creación del Panel V2 de Investigaciones de la Alta Atmósfera.
Entre 1946 y 1952
sesenta y siete misiles V2 fueron lanzados desde White Sands. Aunque la mayoría
fueron pruebas militares, algunas tuvieron un carácter científico. El 24 de
octubre de 1946 se lanzó un V2 al que se le sustituyó la cabeza explosiva por
una cámara de 35 mm programada para obtener una imagen cada 1,5 segundos. El
cohete llegó a una altura de 105 kilómetros, rozando el comienzo del Espacio
Exterior, y luego cayó en picada al agotarse su combustible. El impacto lo
destruyó por completo, pero el rollo de la cámara permaneció intacto. Las
imágenes obtenidas permitían ver la curvatura de la Tierra. Misiones similares
realizadas en 1948 y 1950 permitieron apreciar las formaciones del terreno y
las condiciones meteorológicas en los Estados del sudoeste norteamericano.
El potencial
científico de estos inventos no pasó desapercibido y en 1952 el Consejo de Uniones
Científicas (hoy Consejo Internacional para la Ciencia) declaró que 1957 sería
el Año Geofísico Internacional,
aprovechando el periodo de máxima actividad solar que se daría entre el 1º de
julio de 1957 y el 31 de diciembre de 1958. En 1954 se aprobó además una
resolución para incentivar a los países participantes de aquella efeméride a
lanzar satélites artificiales para confeccionar un mapa global de la Tierra.
Los Estados Unidos estaban convencidos de que serían los
primeros en poner un satélite artificial en órbita, dado sus éxitos con los
misiles V2. Así lo aseguraron una serie de informes secretos. Uno de ellos fue
elaborado en abril de 1951 por la Rand Corporations, bajo el título: TheUtility of theSattelite vehicule
forreconnaisance. Otro fue elaborado por la Fuerza Aérea bajo el título: Feed Back Project. El 22 de mayo de 1952
se ordenaba dar inicio al programa cuyo desarrollo debía realizarse en paralelo
con su cohete lanzador: el misil intercontinental Atlas. En 1954 la Rand
Corporations aportó detalles particulares sobre la órbita a utilizar y la
incorporación de una cámara de video que ofrecería una cobertura completa de la
superficie de la URSS, cuyas imágenes quedarían registradas en una cinta
magnética que sería posteriormente transmitida vía onda de radio al sobrevolar
territorio estadounidense. El hecho de encubrir finalidades militares y de
espionaje bajo una fachada científica llevó a que en un primer momento todo el
proyecto permaneciera en secreto.
El 2 de agosto de 1955
el representante de los Estados Unidos en el 6º Congreso Astronáutico Internacional de Copenhague anunció que
serían el primer país en poner en órbita un satélite artificial para conmemorar
el Año Geodésico Internacional. Ese
mismo día el representante soviético Leonid I. Sedov replicaba: “En mi opinión,será posible lanzar un
satélite artificial de la Tierra en el plazo de losdos próximos años. La
realización del proyecto soviético puede esperarse para el futuro próximo”.
El proyecto norteamericano pasó a denominarse Vanguard y se anunciaba como exclusivamente civil y científico. Para ello hubo que rechazar el proyecto Explorer, de Wherner von Braun, desarrollado por el Ejército, ya que no había que desarrollar sospechas en el mundo respecto a sus fines bélicos. Además el diseño sería completamente estadounidense, no pudiendo criticarse como de origen alemán.
Biografía de
Wernher von Braun
Nacido en Wyrks (actual Polonia) en 1912, proveniente de una familia de
la nobleza alemana, Wernher von Braun mostró siempre interés en los misiles y
la exploración espacial. Cuando tomó la Confirmación en la Iglesia Luterana su
madre le regaló un telescopio. En 1929 se unió a la Sociedad de Cohetes
Alemanes Vereinfur Raumschiffahrt y en
1932 se graduó en Ingeniería Mecánica en el Politécnico de Berlín.
Posteriormente se unió a un grupo de investigadores liderados
por Hermann Oberth para el estudio de las aplicaciones de la
propulsión de reacción.
En 1932, tras el abandono de Oberth y el
fallecimiento de Vaher en el curso de una prueba, asumió la dirección de las
investigaciones. Bajo el patrocinio del Ejército se hizo cargo del Centro de
Investigaciones de Peenemünde y diseñó armas secretas para el régimen nazi,
entre ellas las ya mencionadas V2 y las bombas que asolaron Londres en la
Batalla de Inglaterra.
Acabada la Segunda Guerra Mundial se
pasó al bando estadounidense, se instaló en el nuevo país y se hizo adepto a
una Iglesia protestante norteamericana. Trabajó para las Fuerzas Armadas y
diseño vehículos espaciales. En 1955 obtuvo la nacionalidad estadounidense.
Tras
el fracaso del proyecto Vanguard de la Marina, y ante la ventaja adquirida por
los soviéticos en la carrera espacial a raíz del lanzamiento del Sputnik, fue
puesto al frente del desarrollo de los cohetes de Estados Unidos.En 1958, su
diseño del cohete de varias fases Júpiter resultó crucial para colocar en
órbita el primer satélite estadounidense, el Explorer. A partir de este
momento, Von Braun intervino en la mayoría de los proyectos de la NASA, creó
los cohetes Saturn y participó en el proyecto Apolo, que acabaría por llevar a
los primeros seres humanos a la Luna.
En 1972, tras un recorte presupuestario de
la NASA, dimitió de sus cargos y pasó a la industria privada. Murió en
Alexandría (Virginia) en 1977.
Von Braun fue una persona llena de
contradicciones. Así como diseñó armas para un régimen genocida, también tuvo
actitudes proteccionistas hacia los trabajadores del programa espacial. Fue
conocedor de los horrores del nazismo por haber visitado el campo de
Buchenwald, sin alzar la voz para denunciar estos crímenes. Pero en Estados
Unidos luchó por los derechos de la comunidad negra. Al mismo tiempo que
promovió la cooperación internacional para el desarrollo espacial, también fue
partidario de la colocación de misiles nucleares en el espacio.
El desarrollo de la ingeniería espacial
soviética tuvo que ver también con los deseos del régimen estalinista de
convertir a su país en una potencia mundial que no pudiera ser invadida
nuevamente. En 1947 probaron con éxito su primera bomba atómica. El siguiente
paso fue desarrollar un vehículo capaz de transportarla a cualquier lugar del
mundo. El cohete apareció como una respuesta a este problema. A ambos lados de
la Cortina de Hierro, la Carrera Espacial avanzaba a lomo de las
necesidades bélicas de las dos potencias enfrentadas.
Korolev
se había encontrado con numerosos problemas en el desarrollo del objeto D
(futuro Sputnik 3) que pensaban presentar para la conmemoración de 1957. La
complejidad de este vehículo requería de un tiempo del que no disponían si
querían superar al Proyecto Vanguard, que se había anunciado públicamente. En
agosto de 1957 la URSS anunció haber realizado con éxito el vuelo del misil
intercontinental R7 (8K71) o Somiorka, con capacidad de enviar una bomba
nuclear sobre territorio estadounidense. Entonces Korolev tomó una decisión
trascendental que pondría a su país en la cabeza de la Carrera Espacial por diez años. Ante el retraso para culminar el
Objeto D, propuso utilizar uno de estos misiles para colocar en órbita un
artefacto mucho más sencillo y construido de manera apresurada: apenar una
esfera equipada con un transmisor y un sensor de temperatura.
El 1º de octubre de 1957 Radio Moscú
anunciaba al pueblo soviético la frecuencia que debían sintonizar en sus
receptores para escuchar el sonido proveniente del próximo objeto de producción
nacional en el espacio. El 4 de octubre el misil R7 modificado (8K71PS) ponía
en órbita el Prostreishiy Sputnik, de 83,6 kg de peso. Aunque su órbita no era
perfecta y sus fines científicos muy limitados (solo transmitía mediciones de
temperatura), cumplía su objetivo fundamental: ser el primer objeto humano en
orbitar alrededor de la Tierra. El primer round de la Carrera Espacial había sido ganado por la Unión Soviética.
El jefe del politburó del Partido Comunista
de la Unión Soviética Nikita Kruschev se había mostrado escéptico respecto a la
utilidad de los programas espaciales, pero ante este éxito sobre los Estados
Unidos comenzó a verlo como una gran herramienta publicitaria. Por ello encargó
a Korolev que preparase una misión espectacular para el 7 de noviembre,
aniversario de la Revolución Bolchevique.
El 3 de
noviembre del mismo año, apenas un mes después del primer satélite, lanzarían
el Sputnik 2, de 500 kg de peso, al que le acoplaron una pequeña cabina para
animales y colocaron a bordo a la perra Kudryavka (“pequeño pelo rizado”), más
conocida por el nombre de su raza: Laika, sabiendo que nunca podría volver. Así
se convirtieron en el primer país en enviar un mamífero al espacio (en 1947
Estados Unidos ya había enviado moscas de la fruta al espacio a bordo de
misiles V2). El destino final de este pobre animal se supo mucho después. La
cabina presurizada del Sputnik 2 le permitía estar acostada o de pie, y estaba
acolchada. Un sistema generador de aire le proveía de oxígeno, además de agua y
alimentos bajo la forma de gelatina. Estaba cubierta de un arnés, unas bolsas
recogían sus excrementos y unos electrodos monitorizaban sus signos vitales. Un
informe telemétrico temprano indicó que Laika estaba asustada pero comía. La
idea era sacrificarla a los diez días ya que no podría volver. Sin embargo en
2002 se reveló que murió a las pocas horas del despegue, quemada por el
calentamiento de la cápsula y debido al estrés que sufrió.
Si bien la información que proveyó este
experimento ayudó a planificar la primera misión tripulada por humanos, hoy
sería éticamente cuestionable. Quién escribe esta nota es vegetariano y
animalista, por lo que reprueba la utilización de seres vivos en experimentos
en donde se les cause sufrimiento y muerte innecesaria.
En Estados Unidos estas noticias fueron
tomadas de modo muy paranoico por la opinión pública. Se decía que el país
estaba inerme ante un ataque nuclear soviético desde el espacio y que el
desarrollo científico nacional estaba por debajo del enemigo. La prensa nacional
incentivaba este miedo y llamaba al gobierno a radicalizar su política militar.
Al mismo tiempo crecía la venta de telescopios y prismáticos para ver el nuevo
objeto en el espacio. Unas pocas voces llamaron a celebrar esto como un triunfo
de la ciencia y no de una Nación.
Para el
gobierno y los sectores militares la noticia fue tomada de otra forma: si la
Unión Soviética podía sobrevolar territorio estadounidense con sus satélites,
no estarían en condiciones de reclamar cuando una nave estadounidense lo
hiciera sobre su territorio. Además la electrónica soviética tenía algunas
limitaciones que los estadounidenses habían podido resolver. Sus misiles
intercontinentales disponían de varios pequeños motores en la base que debían
encenderse simultáneamente en tierra, porque no habían descubierto la manera de
hacerlo en el espacio. En Estados Unidos a fines de la década de 1940 ya se
había incorporado en algunos V2 el Sistema WAC Corporal que lo convertía en el
primer cohete multi-etapas de la historia. Además la imposibilidad de operar la
maquinaria en el vacío los llevó a desarrollar satélites presurizados muy
pesados con microclima interno. Conocedor de estas limitaciones, el presidente
Dwight Einsenhower despreció al Sputnik como “una pequeña bala en el aire, algo que no incita temor ni un ápice”.
En 1957 Estados Unidos
retomó el Proyecto Explorer, ante el fracaso del Vanguard (que el 6 de
diciembre explotó durante un lanzamiento televisado) y el 1º de febrero de 1958
el Explorar 1 era lanzado con éxito al espacio. Por otro lado, el gobierno de
Eisenhower decidió tomar una serie de medidas: el aumento del presupuesto de
los programas espaciales de las fuerzas armadas, el desarrollo del programa de
espionaje Orbital Corona y la creación de una Agencia Espacial Civil que sería
antecesora de la NASA (que empezó a funcionar el 1º de octubre de 1958).
Mientras tanto, la URSS confiaría a Korolev dos nuevas misiones: alcanzar la Luna y poner el primer ser humano en el espacio. El llamado Programa Objeto E se disponía construir una serie de sondas: la E1 capaz de impactar en la Luna, las E2 y E3 capaz de fotografiar su “cara oculta”, y la E4 que llevaría una bomba nuclear para probar el poderío soviético.
Satélites y Sondas
espaciales
Se
denomina Satélite artificial al ingenio enviado en una lanzadera espacial que
permanece en órbita alrededor de la Tierra o de otro cuerpo celeste cuando la
fuerza de atracción gravitacional está equilibrada con la fuerza centrífuga. Se
suele considerar a las Sondas como un tipo de satélite artificial, pero lo que
las diferencia es que no orbita un cuerpo celeste sino que se las envía tras un
objeto específico. Además poseen sistemas informáticos y programas capaces de
resolver problemas, ante la imposibilidad de conectarse en tiempo real con un
operador humano. Algunas cargan información ante un posible contacto con una
civilización extraterrestre, como el caso de las Voyager enviadas fuera del
Sistema Solar.
Para detectar las señales de la sonda se construyó una antena
de 26 metros de diámetro en Goldstone (California). El vehículo fue construido
para la Fuerza Aérea por el Cuerpo de Ingenieros de la Marina y consistía en un
aparato de 70 metros de diámetro y altura similar, con 38 kg de peso y una
cámara infrarroja que ya era utilizada por los satélites espías NOTS (también
construidos por la Marina). Para evitar la contaminación biológica, la cápsula
fue esterilizada antes del despegue. Sin embargo el lanzamiento no resultó
exitoso: a los 77 segundos del lanzamiento el cohete estalló en el aire.
Apenas un mes después,
el 23 de septiembre, la URSS lanzaba la sonda E1 de 80 cm de diámetro y 157 kg
de peso (la ingeniería soviética aún no había podido resolver el problema del
volumen de su equipo) a bordo del cohete 8K72. El destino fue similar a la norteamericana:
a los 93 segundos estalló por los aires.
El 11 de octubre, la
Fuerza Aérea norteamericana lanzó la Pionner 1 que resultó nuevamente un
fracaso. Esta vez no hubo explosión, sino que la velocidad de despegue apenas
alcanzó los 240 ms/seg no pudiendo alcanzar de la atracción gravitatoria
terrestre. Llegó a superar los 100 mil kilómetros (casi ¼ de la distancia a la
Luna) y se precipitó a la Tierra dos días después.
Aun sin resolver los
problemas del E1 y apurados por el lanzamiento de la Pionner 1, la URSS lanzó
ese mismo 11 de octubre la segunda E1 que tuvo un destino similar a la
anterior. La Pionner 2 despegó el 4 de noviembre y sus cohetes fallaron a solo
1500 kilómetros de distancia. El 4 de diciembre la tercera E1 tampoco alcanzó
el espacio: el motor dejó de funcionar antes de tiempo y se incineró en la
atmósfera. Por su parte, la Fuerza Aérea norteamericana decidió compartir su
tecnología con el Ejército e idearon una sonda cónica de 6 kg y 50 cm de altura
por 20 cm de diámetro que llamaron Pionner 3. La curiosidad de este aparato es
que fue construido por el Jet Propulsión Laboratory (JTP) de California,
subsidiario de la NASA, que años después tendría un papel destacado en la
realización de los vehículos de exploración marciana. Lanzada el 6 de
diciembre, dos días después de la tercera soviética, solo tuvo una velocidad de
escape de 610 km/hora, muy inferior a las anteriores, por lo que alcanzó los
102 mil km de altitud y se estrelló en algún punto de África.
La brutal competencia y la obsesión por superar a su rival en
la Carrera Espacial estaban llevando
a ambas potencias a lanzar misiones que no cumplían con las condiciones
óptimas, y esto redundó en onerosos fracasos. Recordemos que estas misiones
eran muy costosas y millones de dólares o rublos del presupuesto público se
estaban gastando en naves que se destruían al poco tiempo de despegar.
Pero esta serie de fracasos llegaría a su fin cuando el 2 de enero de 1959 la cuarta sonda soviética E1 (de 361 kg de peso) logró superar la velocidad de escape y alcanzar la órbita de la Luna 34 horas después (el 4 de enero). El vehículo pasó a 6000 kilómetros de la Luna, pero no pudo impactar sobre ella como estaba planeado, sino que continuó su viaje perdiéndose el contacto al día siguiente. El objetivo original no fue alcanzado, pero el resto del mundo desconocía esto, por lo que la Lunik o Mechta (como fue rebautizada) fue considerada como un gran éxito y el segundo triunfo soviético en la Carrera Espacial.
Biografía de Sergei
Pavlovich Korolev
Nació el 12 de enero de 1907 en Zhytómyr
(Ucrania, entonces Imperio Ruso Zarista). Hijo de un profesor de literatura
rusa en su ciudad natal, estuvo fascinado por los aviones desde sus primeros
años de vida. Se convirtió en piloto muy joven y a los 17 años diseñó su primer
planeador. Después de asistir al Instituto Politécnico de Kiev, ingresó a la
Universidad Técnica Superior de Moscú (MVTU). Allí participó en el diseño
y la construcción de la serie de planeadores SK-4, diseñados para vuelos de duración
récord en la estratosfera. Se interesó por las posibilidades de los
aviones propulsados por cohetes y en septiembre de 1931,
junto con Tsander, fundóel Grupo para la Investigación del Movimiento Reactivo, en
Moscú. Este grupo tenía objetivos similares al Sociedad de Cohetes alemanes en
la que participaba von Braun.
Con Glushko diseñó misiles y
aviones tripulados en la década de 1930. Pero antes de que el primer avión
pudiera hacer un vuelo propulsado por un cohete, Glushko fue encarcelados en
1938 durante el pico más alto de las “Purgas estalinistas”. Bajo
coacción, Glushko denunció a Korolev, que fue arrestado el 7 de junio y
sentenciado a diez años de trabajos forzados el 27 de septiembre. En 1940
fue enviado a las minas de oro de Kolyma. Sin embargo, Stalin había reconocido
la importancia de los ingenieros aeronáuticos para prepararse para la inminente
guerra contra la Alemania nazi. En la misma prisión se creó una Oficina de
Diseño para que el ingeniero pudiera trabajar en el desarrollo de aviones.
Cuando su salud comenzó a deteriorarse, fue trasladado a otra oficina en Moscú. A
Korolev no se le permitió trabajar en cohetes, excepto por la noche en su
tiempo libre. Su RP-318 había volado el 28 de febrero de 1940, sin su
participación.
En 1942, después de que el equipo de Tupolev
fuera evacuado a Omsk, Korolev fue transferido a Kazán, donde se desempeñó como
Director Adjunto de Pruebas de Vuelo (aunque todavía oficialmente era un
prisionero del régimen). Aquí pudo regresar al desarrollo de cohetes para
aviones y propulsión de misiles. En noviembre de 1944 se le puso a cargo
de un equipo de 60 ingenieros y se le pidió que presentara un proyecto de
proyecto para una contraparte soviética del V-2 en tres días. El diseño
resultante de dos etapas utilizó propulsores Lox y un piloto automático como
guía. Estos diseños evolucionaron en los cohetes D-1 y D-2 más refinados
con un alcance de 75 km.
Con
el fin de la Guerra, trabajó en la Carrera
Espacial soviético, diseñando los cohetes y vehículos que pusieron en
órbita los primeros satélites y sondas, así como el primer hombre en el
espacio. También trabajó en las misiones a Marte y Venus.
Sin
embargo la ingeniería soviética estaba por detrás de la estadounidense en
muchos puntos. Si bien pusieron los primeros inventos humanos en el espacio, en
la Carrera Armamentística quedaron
detrás de su rival.
Korolev fue diagnosticado con cáncer en
algún momento en 1965, pero lo mantuvo en secreto de sus colegas. En enero
de 1966 se registró en un hospital de Moscú. El propio Ministro de Salud
eligió realizar la cirugía de colon, aunque no era su área de especialización.
La operación salió mal y el ingeniero responsable de los primeros éxitos de su
país murió a los 59 años. Con su muerte, comienza la decadencia soviética en la
Carrera Espacial.
Por su parte, el Ejército estadounidense lanzó la Pionner 4 el 3 de marzo de 1959 que tuvo un destino similar a la soviética: tras pasar a 60 mil kilómetros de la Luna, continuó con su viaje y se perdió el contacto con ella al superar los 655 mil kilómetros. Por segunda vez, Estados Unidos quedaba por detrás de la URSS.
Alentados por el
triunfo, los soviéticos mejoraron la sonda y la versión E-1A fue lanzada el 12
de septiembre y, siguiendo la ruta prevista, se estrelló entre los mares
Serenitatis e Imbrium dos días después. Esto demostró no solo la capacidad de
la astronáutica soviética para lanzar un vehículo a la Luna, sino la precisión
para poder guiarla hacia una determinada geografía (o selenografía).
Rebautizada como Lunik 2, cumplió además un objetivo propagandístico: al
estrellarse espació por la Luna cientos de esferas metálicas con el escudo de
la Unión Soviética. Una reproducción de una de estas esferas fue regalada por
Nikita Kruschov al presidente de los Estados Unidos durante su visita al país en
septiembre de 1959.
Como venía sucediendo,
Estados Unidos quiso estar a la altura de su rival y entre el 24 de setiembre
de 1959 y el 15 de diciembre de 1960 lanzaron cuatro misiones Pionner que
resultaron en fracasos. La novedad aquí es que estas misiones no fueron
organizadas por los militares, sino que estuvieron completamente a cargo de la
NASA.
En este mismo periodo la URSS cosecharía nuevos éxitos. El 4 de octubre de 1950 la E-2A, rebautizada como Lunik 3, sobrevoló la cara oculta de la Luna y, a pesar de la poca calidad de sus imágenes, permitió mostrar un paisaje nunca observado por el ser humano. Además fue la primera nave capaz de orientarse a sí misma, ante la imposibilidad de hacerlo un operador humano, y dirigir sus cámaras. Las 2-E3 lanzadas en 1960 para fotografiar mejor la cara oculta resultaron en fracaso. Ante esto se canceló –afortunadamente- la serie E4 que tenía como objetivo detonar una bomba atómica en nuestro satélite natural.
Satélites y
espionaje
Como vimos anteriormente, muchos de los proyectos de exploración espacia
eran, en realidad, tapaderas de programas militares y de espionaje en el marco
de la Guerra Fría. En 1959 comenzaron a ser puestos en órbita los primeros
satélites con el objetivo primordial de fotografiar territorio enemigo. Hasta
entonces estas misiones se realizaban utilizando globos o aeronaves diseñadas
para volar a grandes altitudes. Pero cuando un avión de reconocimiento U2
estadounidense fue derribado en la región rusa de Sverdlovsk, el Gobierno
decidió acelerar su programa de espionaje satelital.
El
Programa Corona fue el resultado de la cooperación entre la Dirección
Científica y Tecnológica de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y la
Fuerza Aérea de los Estados Unidos su objetivo era poner en órbita una serie de
satélites espías equipados de cámaras Keybole que tomarían fotos de la
superficie y luego desprendería un rollo en una cápsula a la atmósfera para su
recuperación. Estos llevarían el nombre Discóvery y se los presentaría como
científicos. Sin embargo los lanzamientos realizados en 1960 no fueron
exitosos, al no poder recuperar la película. Recién en el tercer intento el
avión C-119 capturó la cápsula antes de que se estrellara en el mar. A esta
dificultad se sumaba la extensión del rollo a revelar (hasta 1000 metros) y el
posterior trabajo de análisis, por eso en los años siguientes se lo reemplazó
por tecnología digital que transmitía imágenes usando telemetría satelital.
La
URSS también implementó un programa similar y clasificado bajo el nombre de
KOSMOS. Se cree que el 70% de las misiones espaciales de esta época eran
tapaderas de este proyecto. Para ponerlo en funcionamiento se utilizó una versión
modificada de la nave Vostok, que puso a Yuri Gagarin en el espacio. Contaba
con un sistema de protección térmica y, a diferencia de las estadounidenses, la
nave completa era recuperada y los rollos revelados. La primera nave se llamó
Zeit 2 y fue lanzada el 26 de abril de 1962. Los modelos posteriores mejoraron
la resolución de las imágenes y los sistemas de recuperación.
Sin embargo el 11 de marzo de 1960 se lanzó la Pionner 5, cuyo
objetivo no era Venus, sino orbitar la cercanía del Sol. Esta nave fue la
primera en alcanzar una distancia que trascendía el sistema Tierra-Luna,
enviando información durante 3 meses, hasta que se perdió toda comunicación al
alcanzar los 36 millones de kilómetros. Un verdadero record para la época.
Parecía ser que los Estados Unidos comenzaban a alcanzar a la
Unión Soviética en la Carrera Espacial
luego de los triunfos iniciales de esta entre 1957-1960. Es cierto que la
Pionner 5 no había alcanzado Venus ni se había acercado lo suficiente al Sol
(cuya distancia a la Tierra es de 145 millones de kilómetros), pero había
significado un importante salto tecnológico. Al no poder operarlas en tiempo
real, dada la finitud de la velocidad de la luz, contaban con sistemas
computarizados que les permitían operar de manera automática, convirtiéndolas
en auténticos robots capaces de trabajar por si mismas siguiendo una
programación previa. Los soviéticos ya habían utilizado este sistema en la
Lunik 3, pero los estadounidenses lo mejoraron. Además eran capaces de soportar
altas dosis de radiación, que hubieran afectado el hardware y los paneles
solares de los diseños anteriores.
Pero la Unión Soviética también estaba desarrollando su propio
programa de exploración planetaria. Nuevamente estaría a cargo de Korolev, quién
ordenó la construcción de los vehículos Object 1V con destino a Venus y Object
1M para Marte. Ambas misiones tenían como objetivo sobrevolar los planetas, ya
que aún no era posible transportar el sistema de propulsión necesario para
frenar y situarse en la órbita. Las dos primeras misiones lanzadas a Marte en
octubre de 1960 fueron un fracaso y no se anunciaron oficialmente. La sonda
enviada con destino a Venus el 4 de febrero de 1961 no consiguió escapar de la
órbita terrestre, por lo que rebautizada como Sputnik 7 y se anunció que ese
había sido su objetivo.
Más suerte tuvo la
enviada el 12 de febrero que, una vez confirmada su trayectoria hacia Venus,
fue bautizada como Venera 1 (en caso de fracaso hubiera sido llamada Sputnik
8). Se trataba de un vehículo de 644 kg de peso con una antena parabólica para
garantizar la comunicación con la Tierra. El 19 de mayo pasó a 100 mil
kilómetros de Venus, pero no se pudo recibir ninguna señal de ella. De todas
formas, había superado a su antecesora estadounidense, por lo que la Unión
Soviética podía anotarse un nuevo triunfo.
Ese mismo año la Unión Soviética se convertiría también en el
primer país en poner un hombre en el espacio. El 12 abril Yuri Gagarin, de 27
años, orbitó la Tierra durante 100 minutos a bordo de la pequeña nave Vostok,
apenas una esfera metálica con lo mínimo necesario para la tarea. No obstante,
fue otro triunfo de la Unión Soviética frente a los Estados Unidos. Gagarín
formaba parte de un grupo de elite de seis seleccionados de un total de veinte
aspirantes a cosmonautas por sus
excelentes puntuaciones en las pruebas físicas, teóricas y psicológicas. Aunque
no fue el mejor de este grupo de elite, fue seleccionado por su carisma,
simpatía y camaradería, además de pertenecer a una familia obrera de la
etnia rusky, lo que lo convertía en el arquetipo soviético por excelencia. Tras
el éxito de su misión, se convirtió en el embajador de la tecnología soviética
en el mundo.
Por su parte, en los
Estados Unido se realizaron elecciones ese mismo año. El 8 de noviembre de 1960
el demócrata John F. Kennedy venció por el 49,7% de los votos contra el 49,5%
al candidato republicano Richard Nixon. La imposibilidad del
presidente repubicano Einsenhower en alcanzar a la Unión Soviética en el
desarrollo tecnológico y militar ha sido señalada como una de las casusas de la
derrota de su partido en las elecciones.
Kennedy asumió la
presidencia a comienzos de 1961 y el 12 de septiembre dio su famoso discurso
sobre la importancia de la exploración espacial:“Nos hacemos a la mar en este nuevo océano porque existen nuevos
conocimientos que obtener y nuevos derechos que ganar, que deben ganarse y
utilizarse para el progreso de todos los pueblos. Porque la ciencia espacial,
al igual que la ciencia nuclear y toda la tecnología, carece de conciencia
propia. Que se convierta en una fuerza de bien o de mal depende del hombre […].
No digo que debamos o vayamos a luchar desprotegidos contra el uso indebido del
espacio, de la misma forma que no luchamos desprotegidos contra el uso hostil
de la tierra o el mar; lo que sí digo es que el espacio se puede explorar y
controlar sin alimentar la llama de la guerra, sin repetir los errores que el
hombre ha cometido al extender su mandado sobre este planeta nuestro.
Por el momento, no existe ningún
tipo de contienda, ningún prejuicio, ningún conflicto nacional en el espacio
exterior. Sus peligros son hostiles para todos nosotros. Su conquista se merece
lo mejor de toda la humanidad y la oportunidad que nos ofrece de cooperar pacíficamente
podría no volver a presentarse. Pero, preguntan algunos, ¿por qué la Luna? ¿Por
qué elegimos esta meta? Y de la misma forma podrían preguntar, ¿por qué
escalamos la montaña más alta? O, hace 35 años, ¿por qué cruzamos el Atlántico
en avioneta? […]
Hemos decidido ir a la Luna. Hemos
decidido ir a la Luna en esta década, y también afrontar los otros desafíos, no
porque sean fáciles, sino porque son difíciles, porque esta meta servirá para
organizar y medir lo mejor de nuestras energías y aptitudes, porque es un
desafío que estamos dispuestos a aceptar, que no estamos dispuestos a posponer”.
En 1960 se había
lanzado el Programa Mariner de exploración planetaria. Pero las fallas en el
diseño de la Mariner A (sonda de sobrevuelo) y Mariner B (sonda de aterrizaje)
llevaron a la cancelación de las primeras misiones. Se comenzó entonces a
diseñar la Mariner R, basada en la sonda lunar Ranger de la NASA. Esta pesaba
200 kg y carecía de cámaras. Lanzada el 22 de julio de 1962, fue destruida
durante el despegue por un error de guiado del cohete Atlas Agena. Corrigiendo
el problema, la Mariner R2 despegó el 27 de agosto y pasó a menos de 35 mil
kilómetros de Venus 109 días después. Para entonces había alcanzado una
distancia de 60 millones de kilómetros de la Tierra. Durante más de una hora
envió lecturas que permitieron conocer la naturaleza de Venus.
Hasta entonces se
tenía una visión muy distinta del vecino planeta. La primera persona que
observó Venus desde un telescopio fue Galileo en 1609. Sin embargo no pudo
contemplar detalles de su superficie como había hecho con la Luna. Con el
desarrollo de los telescopios en los siglos posteriores, se intentó lograr una
mejor observación, pero no tuvieron más suerte que Galileo. Era evidente que el
planeta se hallaba cubierto de una densa capa de nubes que impedían la visión.
Se creyó entonces que se trataba de un planeta acuoso, posiblemente con un
gigantesco océano o con tierras firmes pobladas de pantanos. En las obras
literarias se lo representaba con un ambiente similar a la Tierra en los
periodos carbonífero o pérmico, y habitado por insectos o reptiles similares a
dinosaurios. Isaac Asimov, Ray Bradbury y Stanley Weibaun escribieron relatos
que ocurrían en un húmedo Venus. La Mariner obtuvo lecturas de temperaturas
superiores a 400º C. La misma siguió enviando datos desde su órbita solar hasta
enero de 1963 alcanzado el record de 87 millones de kilómetros.
Posteriormente
llegarían las misiones soviéticas Venera 4 y 5 que terminarían de confirmar las
terribles condiciones ambientales del planeta. Hoy sabemos que su atmósfera se
compone en un 96% de dióxido de carbono y el resto es una mezcla de nitrógeno,
argón, vapor de agua y monóxido de carbono, entre otros. Su temperatura
promedio es de 460º C y la presión atmosférica es 90 veces superior a la de
Tierra.
Mientras tanto, la
Unión Soviética había orientado sus esfuerzos hacia Marte y preparó el trio de
vehículos 2MV que fueron lanzados entre el 24 de octubre y el 4 de noviembre de
1962, aprovechando la ventana de lanzamiento que se abre cada 26 meses. Sin
embargo, solo una de ellas, bautizada como Mars 1, pudo dirigirse hacia el
planeta rojo, ya que los otros dos cohetes que transportaban las sondas
desencadenaron una crisis ya que sus trayectorias se asemejaron peligrosamente
a misiles atacando los Estados Unidos.
Recordemos que por esa
época había sucedido la Crisis de
los Misiles de Cuba (como se la denominó en los Estados Unidos) o Crisis del Caribe (en la Unión
Soviética), generada a raíz del descubrimiento en octubre de 1962 por
parte de Estados Unidos de bases de misiles nucleares de alcance medio
soviéticos en territorio cubano. Fue una de las mayores crisis, junto
al Bloqueo de Berlín, los ejercicios AbleArcher 83 y el derribo
del Vuelo 007 de Korean Air, entre ambas potencias durante la Guerra
Fría y fue la que estuvo más cerca de una guerra nuclear. De hecho
sólo dos veces en la historia se ha alcanzado una condición de defensa (DEFCON)
de nivel 2 en Estados Unidos.La crisis se extendió entre 15 y el 28 de octubre de 1962 (13 días que tuvieron al mundo en
pánico) hasta que se negoció el retiro de los misiles soviéticos de Cuba a
cambio de que Estados Unidos retirara los suyos de Turquía que apuntaban a la
Unión Soviética.
Solucionada esta crisis, la misión a Marte pudo continuar. La Mars 1 pesaba 900 kg y disponía de cámaras fotográficas. Aunque la sonda sobrevoló el planeta a cierta distancia, el 21 de marzo de 1963 se perdió el contacto debido al sistema de orientación de la nave. Al igual que lo que sucedió con Venus, la Unión Soviética fue el primer país en enviar un vehículo a otro planeta, pero no fue capaz de transmitir datos.
Ventana de
Lanzamiento
Se denomina Ventana de Lanzamiento al intervalo de tiempo prefijado,
generalmente acotado entre dos fechas, dentro del cual es posible realizar el
lanzamiento de un cohete para garantizar que se alcance el objetivo
satisfactoriamente.El momento óptimo para el lanzamiento de un cohete que -por
ejemplo- tiene la función de colocar una astronave en trayectoria lunar, es
elegido con relación a las posiciones astronómicas de la Tierra y de la Luna.
Sin embargo, existe un intervalo de tiempo, antes y después de este momento
óptimo, dentro del cual el lanzamiento para alcanzar el objetivo Luna es
siempre posible. Si por causa de retrasos o de averías, se va más allá de la
ventana de lanzamiento, la misión ya no es posible y hay que esperar una
sucesiva posición favorable. El mismo principio rige para el lanzamiento de
planetas, como vimos para Venus y Marte.Un vehículo dirigido hacia un cuerpo
próximo a la Tierra se desplaza durante la mayor parte de su viaje con un movimiento
inercial, aprovechando el campo gravitacional de los cuerpos del Sistema Solar.
El empuje propulsor es proporcionado sólo al comienzo para colocar a la
astronave a lo largo de su trayectoria, o por breves momentos durante su viaje
para corregir ésta. El resto de la travesía se realiza con los motores
apagados.
Por
ende, se deben tener en cuenta como variables el movimiento de los cuerpos por
el que debe pasar el vehículo espacial, el movimiento de la Tierra, y la
cantidad de combustible para cambiar la trayectoria o velocidad, entre otros.
El 18 de julio de 1965 lanzaron la Zond 3, con destino a Marte,
que fue reconvertida para sobrevolar la Luna y obtener fotos de su superficie
que transmitió exitosamente a la Tierra.
El 3 de febrero de
1966 la Unión Soviética se anotaría todavía un nuevo triunfo. La Lunik 9 se
convirtió en la primera sonda en posarse sobre la superficie de la Luna sin
sufrir daños, gracias a un ingenioso sistema. Cuando la sonda tocó el suelo la
carga útil fue eyectada y rebotó varias veces protegida por dos bolsas de aire.
Cuando se posó sobre el Mar de las Tormentas, el mayor de nuestro satélite, se
liberó de su envoltura y abrió su cápsula superior en forma de pétalo para
darle estabilidad. Una vez estabilizada, desplegó su antena y una cámara con la
que se obtuvieron por primera vez fotos panorámicas de la superficie lunar.
Esta misión permitió demostrar que esta se encontraba cubierta por una fina
capa de polvo y rocas, y no de un terreno blando, inconsistente y profundo como
se creía. En 1961 Arthur Clarke había publicado una novela titulada A fall of Moondust, en donde una nave
aterrizaba en el satélite y se hundía inmediatamente bajo la profunda capa de
polvo.
Alentados por este
triunfo, introdujeron estas mejoras en la Venera 4, que despegó el 12 de junio
de 1967 –ya muerto Korolev- alcanzando Venus en el 18 de octubre. Contaba con
dos termómetros, un barómetro, un radioaltímetro, analizador de gases y dos
radiotransmisores. El módulo principal incluía además un magnetómetro, detector
de rayos cósmicos e indicador de oxígeno y carbono, además de un paracaídas que
se activó en la atmósfera a una altitud de 24,96 kilómetros. Su señal se perdió
durante el descenso, pero obtuvo lecturas de 262º C y 22 atmósferas. También
analizó exitosamente la atmósfera y detectó un campo magnético residual sin
radiación. Por su parte la Kosmos 167, lanzada el 17 de junio, no pasó de la
órbita terrestre.
Por los mismos años los estadounidenses enviaron la Mariner 5,
que pasó a 4 mil kilómetros de Venus el 19 de octubre de 1967, verificando los
datos de la Venera 4. En 1969 las misiones Venera 5 y 6 repitieron el éxito de
sus predecesoras. En las décadas siguientes las Veneras 7 al 11 seguirían
aumentando el conocimiento de Venus.
El año 1969 marcaría
el fin definitivo de la supremacía soviética en la Carrera Espacial, cuando los estadounidenses Neil Amstrong, Edwin
E. Aldrin y Michael Collin, a bordo del Módulo Apolo XI, se convirtieron en los
primeros seres humanos en aterrizar en la superficie de la Luna. Esto fue
posible porque desde la presidencia de Kennedy (1961-1963) la NASA experimentó
un aumento del presupuesto que no volvió a repetirse. Al mismo tiempo la Unión
Soviética pasaba por numerosas convulsiones políticas (la Primavera de Praga,
el estancamiento brezhneviano, hambrunas, crisis de derechos humanos) que
terminaron afectando su desarrollo científico, sobre todo la carrera espacial.
También hay que aclarar que la llegada de las estadounidenses a la Luna tampoco podría haberse producido sin la información recogida previamente por misiones no tripuladas, tanto propias como soviéticas. Las Lunik 1, 2 y 3 mostraron imágenes de la superficie lunar, y la 9 demostró que era posible un alunizaje sin riesgos.
Si bien en las décadas de 1970-1980 la Unión Soviética siguió
realizando misiones espaciales, la mayoría de las cuales resultaron exitosas
–como las Lunik 16 y 24, o la creación de Estaciones Espaciales-, no volvió a
tener el predominio sobre los Estados Unidos que había tenido en los años
anteriores cuando fue capaz de poner el primer satélite en órbita (1957),
enviar una sonda a la Luna (1959), poner el primer hombre en el espacio (1961),
alcanzar las órbitas de Venus (1961) y Marte (1963) aunque no fuera capaz de
transmitir información a la Tierra, y posarse sin riesgos sobre la superficie
lunar (1966). Logros que merecen destacarse a la hora de escribir una historia
de la exploración espacial.
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2”.
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